Con AUKUS y Quad se busca hacer frente a China en la lucha geopolítica actual

Un espejo lejano

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Estados Unidos establece alianzas atlánticas para oponerse al poder del gigante chino

La geopolítica, que puede contemplarse como ejercicio del empleo pacífico del poder militar, es el sustrato de un "gran tablero de ajedrez", de los cambios tectónicos de poder, del arte de la previsión a largo plazo. La importancia asignada, desde hace mucho tiempo, al poder militar en el orden internacional, y por lo tanto de la geopolítica, se eclipsó durante la hegemonía de la superpotencia americana al final de la Guerra Fría.

En los meses de agosto y septiembre, de 2021, se han producido dos hechos que tienen trascendencia geopolítica de presente y futuro: la salida de las tropas occidentales de Afganistán y la creación de la alianza Estados Unidos, Reino Unido y Australia (AUKUS).

Los antecedentes

En 1991, con el colapso de la Unión Soviética, Washington tuvo la oportunidad de diseñar el marco estratégico nacional. Podía preparase para un nuevo escenario multipolar o ejercer la hegemonía. La élite política estadounidense eligió la segunda opción. Por lo tanto, durante la última generación, Estados Unidos, ya fuese bajo demócratas o republicanos, buscó imponer su hegemonía, a la que se referían por eufemismos tales como "liderazgo global”.

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Pero la Historia es dinámica y la configuran los cambios culturales, tecnológicos y el ejercicio del poder. Cinco siglos de primacía de Occidente dieron paso a su ocaso al término de la Segunda Guerra Mundial y actualmente el sistema internacional contiene grandes y medias potencias a lo largo de la geografía global. En estas circunstancias, una política de hegemonía no es sostenible.

Entre 2006 y 2008 el “establishment” político bipartidista estadounidense analizó el contexto de la Posguerra Fría y cuyo resultado fue una sustancial revisión de la política exterior de Estados Unidos. En el previsible contexto geopolítico se identificaba a China como una amenaza creciente y a Rusia como un desafío significativo. Este fue el origen del "Pívot" hacia Asia por parte de la administración Obama. El objetivo era contener a la “tierra corazón” de McKynder con China y Rusia como objetivos.

Donald Trump continuó la política de Obama, pero con una mayor presión sobre China. Emitió la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 y la de Defensa de 2018, en la que se conceptualizó la Competición entre Grandes Potencias. Trump lanzó las “guerras” comerciales y tecnológicas y pasó de la retórica moderada de su predecesor a una política hostil. Como consecuencia, las relaciones entre Estados Unidos y China se deterioraron significativamente. Se esperaba que la nueva presidencia trajera consigo una política exterior moderada que sirviese para mejorar las relaciones con China. Mas de medio año tras de la toma de posesión de Biden la mejora en las relaciones con China no se evidencia.

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El desarrollo de las reuniones bilaterales chino-estadounidenses de Alaska y Tianjin, en la primera mitad de 2021, es indicativo de que China conoce su situación geopolítica y que sus relaciones con Washington son de “competición”. La estrategia de Beijing es práctica, mientras Estados Unidos y lo que queda de Occidente sigue empleando de forma mecanicista un mantra liberal obsoleto con acusaciones de violación de los derechos humanos, así como la retórica sobre Tíbet, Taiwán y Xinjiang continúa sin cesar. Washington, demócrata o republicano, parece haber estado en un sopor milenarista. La actitud hacia China, en el primer semestre del mandato de Biden, se ha mantenido hostil, aunque menos estridente que en los años de Trump. Biden mantiene las “guerras” comercial y tecnológica como componente de la competición económica de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos de 2017.Washington mantiene el "Pívot" de Obama hacia el "Indo-Pacífico". Como parte de este esfuerzo, continúan estrechándose las relaciones con Japón y se refuerzan vínculos con Vietnam, Filipinas y Singapur como parte de una política de contención. Además, trata de avanzar en el concepto "Quad" que alinea a Estados Unidos con India, Australia y Japón contra China.

Actualmente China tiende a ocupar el número uno en la economía mundial e India va en ascenso. A su vez, Estados Unidos soporta una aguda decadencia interna, impulsada internamente por lo que se viene a conocer como “guerra cultural”. Como gran potencia, en relativo declive externo y en notable declive interno, a Washington no le queda gran margen de maniobra para asumir errores estratégicos.

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El marco institucional del Indo-Pacífico

En Asia, la mayoría de los observadores se habían mostrado optimistas en cuanto a que la creciente interdependencia económica de la región y sus incipientes instituciones multilaterales bastarían para establecer un largo periodo de estabilidad y prosperidad.

En la actualidad las instituciones asiáticas brillan, cada vez más, por su ausencia y los mecanismos inicialmente prometedores para evitar o gestionar las crisis también se han desmoronado a medida que las tensiones, a fuego lento, han estallado en toda la región. por el desplome del orden liderado por Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Para reemplazar ese “orden” compitieron tres visiones de futuro para la región: una "Perspectiva del Indo-Pacífico Libre y Abierta" (FOIP) liderada por Estados Unidos, un orden regional centrado en China y una "Perspectiva del Indo-Pacífico" inspirada en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).

Los acontecimientos, aparentemente repentinos, de los últimos dos meses, forman parte del desarrollo de la denominada Competición Estratégica. Tras un letargo de casi un decenio, el Quadrilateral Security Dialogue (QSD, también conocido como Quad) se reanudó formalmente en agosto de 2017 para contener la proyección de poder marítimo de Beijing en el Mar del Sur de China y el Océano Índico. Inicialmente fundado en 2007, el Quad lo forman Australia, India, Japón y los Estados Unidos, anunciándose la posible formación de una OTAN asiática para contrarrestar a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Incluso hubo rumores sobre un "Quad Plus" cuando Corea del Sur, Nueva Zelanda y Vietnam se unieron a las reuniones en marzo de 2020.

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En una declaración conjunta de 2021 sobre "El Espíritu del Quad", los líderes políticos de Australia, India, Japón y Estados Unidos enfatizaron "una visión compartida para un Indo-Pacífico libre y abierto (FOIP)" y un "orden marítimo basado en reglas en los mares de China Oriental y Meridional" para contrarrestar la amenaza marítima de China. Este progreso fue concomitante con la atención cada vez más estratégica de la UE hacia la zona del Indo-Pacífico a medida que Francia, Alemania y el Reino Unido aceleraron su cooperación con el diálogo Quad Plus. En este contexto, el pacto AUKUS complementaría al Quad para contrarrestar la creciente influencia de China en el Indo- Pacífico. Aunque AUKUS y el Quad muestran músculo y capacidad tecnológica militar, carecen ante China de una proporcionalidad fundamental en el aspecto económico.

La Iniciativa “Belt and Road” es el principal instrumento geoeconómico de Beijing para desafiar la hegemonía global estadounidense, mientras que el Quad y el AUKUS son herramientas geopolíticas y militares para oponerse a China en la zona del Indo-Pacífico. En resumen, existe un desequilibrio estratégico entre la potencia proactiva y la acción disuasora. Esta asimetría es la que motivó a la Administración Biden a lanzar un vector geoeconómico, “Build Back Better World” (B3W), anunciada en junio pasado en la cumbre del G-7 en Cornualles, Reino Unido, contra la Iniciativa “Belt and Road”. Liderado desde Washington, el B3W tiene como finalidad contrarrestar la influencia global china a través de una inversión masiva para el desarrollo de infraestructuras en los países en desarrollo, hasta 2035. Se supone que el plan proporcionará alrededor de 40 billones de dólares, principalmente aportados por el sector privado, a los países de ingresos bajos y medios, desde América Latina y el Caribe hasta África y Asia. El alcance global del B3W equiparía a sus socios del G-7 con diferentes orientaciones geográficas para dirigirse a países específicos de ingresos bajos y medios de todo el mundo.

La próxima competición entre el B3W, respaldada por el Quad y el AUKUS, y la BRI china será un episodio de la Competición entre Grandes Potencias. El B3W no es solo una respuesta financiera de Estados Unidos a las ambiciones económicas de China; más bien es un esfuerzo estratégico para transformar la creciente disposición geopolítica de la Gran Eurasia y sus aguas costeras mediante el establecimiento de un nuevo modelo de desarrollo. En otras palabras, Estados Unidos está articulando una opción geoeconómica contra la BRI de China para lograr sus grandes objetivos geopolíticos movilizando a sus empresas privadas y las de sus aliados en una inversión masiva en infraestructura para controlar los corredores de la BRI. La nueva “guerra” de infraestructuras determinaría la trayectoria y el camino de la batalla geopolítica entre China y los Estados Unidos por el dominio mundial en el siglo XXI.

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En el otro lado de la ecuación de poder global, China ha controlado con éxito los mercados de Asia Central mientras persigue su doctrina de "equilibrio positivo" entre todas las partes en Asia Occidental, en la que la expansión de la cooperación con Beijing puede ser el único aspecto en el que todas las potencias regionales pueden estar de acuerdo. Beijing ha establecido estrechas relaciones económicas con los emiratos del Golfo Pérsico, Israel, Irán y Turquía al mismo tiempo. Sin embargo, la política exitosa de Beijing al consolidar su conexión con Asia Occidental a través de Asia Central podría verse interrumpida por las potenciales amenazas que pueden emanar de Afganistán.

El vacío de la salida de Estados Unidos de Afganistán tiene el potencial de desestabilizar el “Belt” terrestre, mientras que la fuerte presión del Quad y ahora AUKUS contrarrestará el “Road” marítimo. China, mediante inversiones y adquisición de puertos, está expandiendo su influencia marítima global, actividad que no muestra síntomas de disminuir. Con referencia de julio de 2020, las empresas chinas poseían u operaban unos noventa y cinco puertos en todo el mundo".

De los 95 puertos, 22 están en Europa, 20 en Oriente Medio y África del Norte, 18 en América, 18 en el sur y sudeste de Asia y nueve en el África Subsahariana. Solo tres empresas chinas, entre ellas COSCO Shipping Ports y China Merchants Port, dos empresas estatales centrales (SOE), representan el 81% de las operaciones de esos puertos1. Las cadenas de suministro muestran su valor crítico.

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La creación de AUKUS es también un indicio de que la globalización, en su configuración percibida de “la tierra es plana”, está acabando. Actualmente, la globalización está configurándose verticalmente. Con la tecnología como catalizador del cambio, el contexto global se divide y fractura. Los gobiernos están utilizando la tecnología para establecer nuevos muros y barreras entre ellos y el resto del mundo. En el contexto vertical, las entidades se constituyen con países de ideas y características afines, lo que crea un nuevo "límite" para las empresas. Algunas empresas, originarias de ciertos países, pueden ser excluidas de participar en iniciativas y proyectos como AUKUS o Quad.

La servidumbre del cambio

El traumático desenlace de la salida occidental de Afganistán ha puesto en evidencia el vacío que sustentaba la retórica internacionalista del “nation building” que acompañó a la intervención liderada por Estados Unidos, posterior a los ataques del 11 de septiembre 2001, cuando la administración del presidente George W. Bush soñó con transformar Afganistán en una democracia moderna, de mercado y funcional. Desde entonces se han identificado otras actuaciones inadecuadas propiciadas por Estados Unidos, tanto bajo presidentes republicanos como demócratas. El resultado ha sido que Estados Unidos puso en práctica una estrategia cuya finalidad no era alcanzable: la propagación de la democracia.

Durante la administración Trump, tuvo lugar un desarrollo conceptual importante que pasó desapercibido. Solo meses después de asumir la presidencia, Donald Trump y su equipo comenzaron a referirse a Asia-Pacífico como el "Indo-Pacífico". No fue por accidente, era un movimiento muy calculado y de gran valor conceptual, fundamento desde el que se iniciaría un nuevo pensamiento estratégico en Washington. Al emplear el término Indo-Pacífico, Estados Unidos estaba señalando simultáneamente el ascenso de la India y otorgando rango geopolítico a una región que está convirtiéndose rápidamente en el nuevo centro de gravedad del mundo.

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En marzo de 2021, el presidente Biden emitía la “Interim National Security Strategy Guidance”2 donde tras indicar que se afrontarían los retos presentes y futuros, no los pasados, indicaba: “Nuestro mundo está en un punto de inflexión”. "La dinámica global ha cambiado. Las nuevas crisis exigen nuestra atención. Y en este momento de aceleración de los desafíos globales, desde la pandemia hasta la crisis climática, la proliferación nuclear y la cuarta revolución industrial, una cosa es cierta: solo lograremos promover los intereses estadounidenses y defender nuestros valores universales trabajando en una causa común con nuestros aliados y socios más cercanos, y renovando nuestras propias fuentes duraderas de fortaleza nacional”. Interés nacional, conflictos actuales, aliados de gran confianza y disposición de capacidades, son los elementos básicos de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

La retirada de Afganistán planteó cuestiones de credibilidad sobre el poder de Estados Unidos, entre críticas por el abandono de un aliado, el gobierno de Kabul, agravadas por la dramática salida del aeropuerto de Kabul. Pero en la concepción “realista” de Biden, apoyar indefinidamente al Gobierno afgano no hubiera servido a ningún interés de Seguridad Nacional para Estados Unidos, era un “conflicto pasado”, según la INSSG.

No había transcurrido un mes tras la tragedia de Kabul, cuando el presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, y el primer ministro australiano, Scott Morrison, lanzaron una entidad de seguridad trilateral, con el acrónimo AUKUS, para contrarrestar el creciente poder de China. Bajo el acuerdo de AUKUS, anunciado el 15 de septiembre, Australia obtendría submarinos de propulsión nuclear de los EEUU y el Reino Unido. Australia también albergará bombarderos estadounidenses en su territorio y tendrá acceso a tecnología avanzada de misiles.

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La primera reacción contraria al AUKUS no provino de China sino de Francia, que había firmado un acuerdo para el suministro de submarinos diésel a Australia. París reaccionó airadamente, se consideró "apuñalada por la espalda". Las reacciones de Alemania, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, expresan la percepción de que los Estados Unidos ya no prioriza la defensa de Europa. Es la materialización del conflicto entre la nueva dirección estratégica americana y las viejas realidades.

La finalidad intrínseca del pacto trilateral es contener la amenaza que emana de la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico y sus ambiciones globales. La constitución del AUKUS coincide con la intensificación de las tensiones en el Indo- Pacífico, concretamente en Taiwán, el Mar del Sur de China y el Océano Índico Oriental. Podría parecer que los acontecimientos en Afganistán y el AUKUS carecen de conexión entre ellos, dada su situación geográfica, uno centrado en las montañas Hindu-Kush y el otro en aguas del Indo-Pacífico. Sin embargo, en el contexto geopolítico, estos dos eventos están interconectados en la Competición Estratégica chino-estadounidense.

Estados Unidos, el Reino Unido y Australia quieren utilizar estas tecnologías para construir un nuevo tipo de huella en el Indo-Pacífico, lo que convierte a AUKUS en una nueva alianza geopolítica basada en la tecnología, la primera de su tipo y que tiene implicaciones globales.

Mediante el AUKUS, Australia obtendrá submarinos de propulsión nuclear de los Estados Unidos y el Reino Unido, y considerará apoyar a los buques estadounidenses en la base de Perth. Australia es también el primer país en recibir acceso a reactores navales estadounidenses desde la transferencia de tecnología al Reino Unido en 1958, señal de que Estados Unidos está cambiando su mentalidad de compartir información confidencial con sus aliados más cercanos. Este es un paso crítico hacia la "puesta en común de recursos y de la integración de las cadenas de suministro para la ciencia, la industria y las cadenas de suministro relacionadas con la defensa" para garantizar una ventaja tecnológica sobre China. Mediante estas actuaciones, la Administración Biden podrá adaptar las alianzas de Estados Unidos a las necesidades de siglo XXI.

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El establecimiento de AUKUS reafirma la visión estadounidense de considerar a la zona del Indo-Pacífico como centro de gravedad del contexto geopolítico global, por lo tanto, las zonas-corazón de Eurasia se considerarían secundarias. Es decir, Europa Occidental y Oriente Medio ya no son las prioridades. Ahora, Washington está poniendo toda su atención en, y reuniendo todos sus recursos hacia, el Indo-Pacífico y por ello recurre a la tecnología como factor competitivo, en un diseño estratégico básicamente marítimo. En el foco de AUKUS se encuentran tecnologías como la inteligencia artificial (IA), mecánica cuántica y cibernética.

Se debe poner de manifiesto que al contemplar la composición del AUKUS hay que reparar en la Anglosfera, en referencia a los vínculos entre los Estados Unidos y los antiguos dominios coloniales británicos de Australia, Nueva Zelanda y Canadá, más el Reino Unido, queda claro que era real y que se tiende a emplearlo en el futuro estratégico. En términos de inversión extranjera directa, la referencia económica en un mundo globalizado, la Angloesfera está a la vanguardia de la geoeconomía. Por ejemplo, el Reino Unido es el mayor inversor en los Estados Unidos, y viceversa.

Los puntos en común continúan a nivel estratégico, con el hecho histórico notable de que en las tres guerras globales del siglo 20 (la Primera y Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría), cada uno de los cinco estados anglosajones, en todos los casos, luchó en el mismo lado.

La Anglosfera ya tiene su expresión institucional en el consorcio “Five Eyes”, la red de intercambio de inteligencia más importante del mundo, en la que Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia comparten inteligencia de señales comunes de una manera que ninguno de ellos lo hace con ningún otro aliado. Australia monitorea el sur y el este de Asia. Canadá monitorea a Rusia, China y América Latina. Nueva Zelanda es responsable del Sudeste Asiático y el Pacífico occidental. El Reino Unido está a cargo de Europa, Rusia europea, Medio Oriente y Hong Kong. Finalmente, Estados Unidos monitorea a China, Medio Oriente, Rusia, África y el Caribe3.

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Esta cercanía geoeconómica, estratégica e institucional se basa en que los países anglosajones tienen una lengua común, una cultura democrática común y una cultura capitalista común. Australia, al elegir el vínculo de defensa de la Anglosfera acaba de demostrar que ésta realmente existe.

Algunas consideraciones

Está claro que la finalidad del AUKUS es contener la creciente influencia china en la región. Se produce tras el deterioro de las relaciones comerciales y diplomáticas entre China y Australia, en las que Beijing ha mostrado poca moderación en el uso de medidas de represalia a las reclamaciones de Camberra relacionadas con la COVID-19. Debido a la interdependencia económica con China, Australia busca garantías de seguridad de los Estados Unidos. Como era de esperar, Beijing interpreta el acuerdo como un acto de provocación, acusando a Washington de emplear una "mentalidad obsoleta de suma cero de la Guerra Fría".

A la vista de la Competición Estratégica con China, la Administración Biden está avanzando en la adecuación de alianzas a su “medida”, lo demás, como puede ser el caso de Francia, se subordina a este objetivo principal. Todo ello tiene serias implicaciones para Europa, dada su especial relación con China, que afecta a la confianza mutua entre los aliados europeos y Washington, que configurará las percepciones sobre el futuro de la Alianza Transatlántica.

Casualmente, la constitución del AUKUS se anunció el mismo día en que la UE dio a conocer su Estrategia para el Indo-Pacífico y relaciones en expansión en la región, asunto que se realizó por la intervención francesa, cuyos intereses en el Indo-Pacífico, son de sobra conocidos. Al estilo de la UE, su Estrategia del Indo-Pacífico es integral, abarcando desde el clima hasta la seguridad marítima, desde el comercio hasta la sostenibilidad, e incluye a todos los actores regionales interesados. Llega a otros estados que tienen una estrategia del Indo-Pacífico, incluidos los tres AUKUS, y está abierto a China, con la que Bruselas cree que debería comprometerse al menos en el clima y la biodiversidad.

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"Cooperación, no confrontación" fueron las palabras elegidas repetidamente por el alto representante de la UE, Josep Borrell, en la rueda de prensa de la presentación de la Estrategia. Ya sea que se interprete este enfoque como un reflejo del valor más profundo de la UE a favor de la desescalada y el diálogo o como el relato de los intereses comerciales del bloque en hacer negocios con China, no coincide con la visión de Washington de China como la amenaza estratégica del siglo XXI. Ese es probablemente el único tema sobre el que existe un consenso interno en Washington.

En lugar del “pívot” hacia Asia, que durante los años de la presidencia de Barack Obama hizo que los europeos temieran llegar a la irrelevancia, el AUKUS es un sólido indicio de que Washington pretende emplear todo tipo de medios estratégicos que sirvan a la finalidad de contener a China, sean admisibles, o no, por los aliados europeos. Los medios incluyen algunas de las “coaliciones” que la Administración Biden lleva tiempo preparando. Esto podría convertirse en una oportunidad perdida para que los Estados Unidos cooperen con la UE en el Indo-Pacífico. En el pasado, los Estados Unidos y la UE han utilizado tácticas de "poli bueno, poli malo" para hacer frente a situaciones difíciles, por ejemplo, cuando las conversaciones europeas con Irán finalmente condujeron a las negociaciones de no proliferación y el JCPOA. Acuerdos similares requieren confianza entre aliados y un plan de actuación compartido.

Como quedó expresado en la INSSG, la confianza entre aliados es un tema esencial. La falta de confianza socava la posibilidad de que Estados Unidos y la UE trabajen juntos en la Competición Estratégica. Europa debe admitir que no es un actor estratégico ya que sus vacilaciones en política exterior, su incapacidad para invertir en su seguridad, las múltiples y variadas divisiones entre los estados miembros, especialmente los posicionamientos hacia China, entre la ambivalencia y el mercantilismo, han socavado su credibilidad a los ojos de Washington.

El acuerdo AUKUS también ha provocado reacciones negativas dentro de la Alianza Atlántica. La primera reacción contraria al AUKUS no provino de China sino de Francia, que había firmado con Australia un acuerdo para el suministro de submarinos. Francia reaccionó airadamente, tanto por el contrato de los submarinos como por el no haber sido llamada como aliado preferente.aukus

El riesgo más alto para soportar por Europa, provocado por el AUKUS, es que la Competición Estratégica con China aumente el precario equilibrio entre los socios atlantistas y los que están a favor de fortalecer la autonomía de Europa en los asuntos internacionales. Ya en 2003, el eslogan de la administración de George W. Bush "estáis con nosotros o contra nosotros", utilizado para conseguir apoyo para la intervención militar en Irak, causó profundas divisiones dentro de Europa, con Francia, Alemania y los países del Benelux negándose a unirse a la coalición.

Francia y las instituciones de la UE han estado presionando por una mayor inversión en capacidad de seguridad de la UE, con nuevas iniciativas de defensa anunciadas en el discurso sobre La Estrategia de la UE en el “Indo-Pacífico” de la UE por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, justo un día antes del anuncio de AUKUS. Pero el dilema a resolver es difícil: la economía de algunos estados europeos está críticamente entrelazada con la de China, pero la seguridad de todos y cada uno de los estados europeos está inextricablemente ligada a los Estados Unidos.

En cuanto al debate sobre la denominada “autonomía estratégica”, por no referirse a la soberanía, está basado en dos premisas falsas: la primera es que el efecto de “más” Europa significaría “menos” Estados Unidos; la segunda es que “más” Europa requeriría ser actor estratégico. La “actoría” estratégica necesita soberanía.

En Europa, un continente donde las percepciones estatales de riesgos geopolíticos divergen dependiendo del punto de vista geográfico, emitir enunciados simples para situaciones complejas se convierten en excusa para la inacción. Sin embargo, una mayor incertidumbre sobre la relación transatlántica, combinada con la presión para apuntalar contra China, corre el riesgo de romper el precario equilibrio de Europa que afectaría a la OTAN. Esto no es compatible con los intereses de los Estados Unidos ni de los europeos.

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AUKUS es algo cualitativamente diferente a lo que hasta ahora se ha venido empleando Más allá de los submarinos, AUKUS busca liderar la competición tecnológica con China mediante la puesta en común de recursos para la ciencia, la industria y las cadenas de suministro relacionadas con la defensa. Esta es la finalidad multifacética de futuro un proyecto transnacional que compite por aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial, la computación cuántica y la tecnología cibernética.

Este tipo de integración tecnológica es una idea radical. Los países a menudo comparten tecnología militar, pero algunas de ellas son más apreciadas que otras. Hasta ahora, Estados Unidos sólo ha compartido su tecnología de submarinos nucleares con el Reino Unido, durante la Guerra Fría. Se entra en la tecnología como disuasión4.

La integración en el AUKUS solo podrá ser posible entre los socios de “Five Eyes”, porque AUKUS trabajará en tecnologías extremadamente sensibles relacionadas con la inteligencia, algo que Washington solo confiaría a sus socios de inteligencia más cercanos. Las prioridades tecnológicas declaradas de AUKUS (inteligencia artificial, computación cuántica y cibernética) son tecnologías que están a la vanguardia de las capacidades de inteligencia emergentes.

Esta es, probablemente, la razón por la que Francia fue excluida de la agrupación, lo que provocó una repentina y osca disputa diplomática. A pesar de sus intereses de ideas afines en la región, y a pesar de su poder militar y activismo, Francia no comparte los sistemas y las relaciones que definen a los “Five Eyes”. En los años venideros, el AUKUS probablemente ganará una mayor aceptación y utilidad regional si descubre cómo compartir parte de su preciada tecnología y datos de defensa con otros socios, incluidos Francia y otros en la región.

El AUKUS puede representar la integración más estrecha entre socios, pero no puede reemplazar a otras coaliciones. La región “Indo-Pacífico” requiere una arquitectura de seguridad acorde a la nueva situación, pero a diferencia de las instituciones de la Guerra Fría, como la OTAN, la arquitectura contemplará diferentes organizaciones superpuestas, cada una con cometidos distintos. Como ya se ha indicado, la idoneidad para compartir tecnología del AUKUS es limitada.

Las distintas organizaciones sirven para diferentes cometidos. El Quad será fundamental para coordinar las estrategias de los más poderosos competidores regionales de China, para articular una visión del orden regional y poder actuar como el núcleo de una cooperación más amplia cuando sea necesario. En su primera cumbre presencial a mediados de septiembre, el Quad reiteró su compromiso de promover un “Indo-Pacífico” libre y abierto. El Gobierno hindú declaró recientemente que el AUKUS no compite ni socava el Quad.

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Socios como Francia e India no pueden ser miembros de pleno derecho del AUKUS, pero son indispensables en cometidos para los que AUKUS no es competente. Cada uno de ellos dispone de capacidad militar y redes permanentes de influencia. Cada uno de ellos tiene intereses en la región, incluidas asociaciones bilaterales y trilaterales con Australia.

Mirando hacia adelante

Debido a que es más que probable que AUKUS altere la dinámica política en el “Indo-Pacífico”, todas las partes interesadas regionales se han visto obligadas a reaccionar, aunque sus actitudes son variadas. A nivel regional, AUKUS confirma las opciones del “Indo-Pacífico”: la polarización del área entre los Estados Unidos y China, situación que no beneficia a todos.

Japón ha expresado oficialmente su apoyo a la iniciativa AUKUS al considerar que el refuerzo de los lazos militares es válido para sus planes. India, cuyo primer ministro Modi sostuvo conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Biden, solo unos días después del anuncio de AUKUS, ha sido comedido, pero se decanta claramente por su vigencia. Otros estados de Asia están menos satisfechos con la idea tener que elegir entre Washington y Beijing. Es poco probable que este sea un dilema fácil para aquellos países como Malasia e Indonesia que hasta ahora han tratado de evitar, en la medida de lo posible, alinearse en las posiciones de las dos Grandes Potencias.

Mientras tanto en Beijing, el anuncio de AUKUS fue recibido, lógicamente, con reacciones negativas, que sugirió que la provisión de submarinos de propulsión nuclear a Australia violaría el compromiso de Canberra bajo el Tratado de Rarotonga, aunque el documento prohíbe las armas nucleares, no la tecnología nuclear.

Curiosamente, una de las reacciones de China al AUKUS se refería a su sorprendente candidatura al Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership (CPTPP), un acuerdo comercial negociado inicialmente por el presidente Obama para contrarrestar la influencia económica de China en la región. Estados Unidos abandonó el CPTPP en 2017 tras la decisión del entonces presidente Donald Trump. Es poco probable que el movimiento de Beijing hacia esta asociación económica asiática tenga éxito, los once estados signatarios tendrían que aprobar su candidatura y algunos países tienen contenciosos con China (como Canadá, Japón y Australia). La oferta china se ha interpretado como una postura política que tenía como objetivo resaltar la ausencia de Estados Unidos en el CPTPP, y posiblemente abrir una brecha entre los socios regionales de Washington.

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Como ha quedado expresado, las tensiones diplomáticas entre ambas orillas del Atlántico se vieron agravadas por el hecho de que la Casa Blanca reveló la existencia de su nuevo pacto trilateral exactamente el mismo día en que la Unión Europea publicó su propio documento de Estrategia Indo-Pacífico. Este momento incómodo alimentó aún más la percepción de que Estados Unidos, por diseño o por negligencia, había marginado no sólo a Francia, sino también a Europa en su conjunto, de su estrategia para el “Indo- Pacífico”, a pesar de que la Administración Biden, al igual que su predecesora, había pedido repetidamente una mayor contribución europea a la región.

Esta disputa transatlántica puede no desvanecerse fácilmente, ya que reabre profundas cicatrices entre Washington y París. Revive el viejo sentimiento francés de aislamiento de la Angloesfera, ya visible con el marco de los "Five Eyes” y que AUKUS ahora pone en evidencia. Tras largos años de hablar de una retirada de Oriente Medio y de un giro hacia Asia, tanto la reactivación del Quad como la creación de AUKUS pueden estar abriendo finalmente el capítulo nuevo en la geopolítica global.

El mundo se está convirtiendo en un lugar fragmentado y peligroso. No existe un orden internacional definido y las tensiones aumentan. El título del análisis es de la obra de Barbara W. Tuchman, cuyo subtitulo es “El calamitoso siglo XIV”.

Enrique Fojón, coronel de Infantería de Marina (Ret) e investigador del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Política Internacional de la UFV.

Referencias:

1 https://www.gatestoneinstitute.org/17830/china-growing-maritime-empire
2 https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2021/03/NSC-1v2.pdf
3 https://worldpopulationreview.com/country-rankings/five-eyes-countries
4 https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-94-6265-419-8_21

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