El ministro de Petróleo de Egipto, Tarek El Molla, ofrece un canal que atraviesa Siria y Jordania para suministrar gas natural a la nación libanesa

Un gasoducto egipcio entra en escena para mitigar la escasez energética en El Líbano

REUTERS / ISSAM ABDALLAH - Edificios sin luz durante un apagón parcial en Beirut, Líbano el 11 de agosto de 2021

La situación en El Líbano es rayana al apocalipsis. El país, catalogado por algunos observadores como un palmario Estado fallido, atraviesa un periodo de crisis sin precedentes en el último siglo. La delicada situación política, social y económica aboca a los libaneses a buscarse la vida cada día para sobrevivir. Es, sin embargo, la escasez de combustible el motivo central que alimenta al resto de problemáticas. Un motivo para el que sus vecinos regionales tratan de buscar solución.

En este escenario, el titular de la cartera de Energía libanés, Raymond Ghajar, viajó el miércoles a la capital jordana de Amán para reunirse con el ministro de Energía y Recursos Minerales de Jordania, Hala Zawati, el titular de Petróleo y Recursos Minerales sirio, Bassam Tohme, y el ministro de Petróleo y Recursos Minerales de Egipto, Tarek El Molla. Los términos de la conversación partían con el objetivo de dotar al Líbano de la capacidad de abastecer sus hondas necesidades energéticas.

barrio líbano

Los ministros árabes se comprometieron con su homólogo libanés a proporcionar hasta 17 horas diarias de electricidad al Líbano, una medida que mitigaría los habituales cortes de luz en el país que suelen rebasar las 22 horas. El ministro El Molla espera cumplir “lo antes posible” el acuerdo, ya que su país ejercería un rol clave. El gas natural procedente de Egipto se canalizará a través de Siria y Jordania hasta llegar al Líbano. Una vez allí, insuflará combustible a una nación cuyo máximo proveedor, Electricité du Liban (EDL), genera en la actualidad cantidades insuficientes de energía.

El gasoducto utilizado tiene más de 20 años de existencia y lleva una década sin ser utilizado, por lo que será objeto de revisiones y modificaciones antes de ponerse en funcionamiento. “Está casi listo. Algunas cosas necesitan ser arregladas aquí y allá”, declaró en una rueda de prensa posterior a la cita la ministra jordana, Hala Zawati. No obstante, la puesta a punto del canal podría prolongarse unas semanas. El Molla, por su parte, declaró que algunas cláusulas del contrato deberían de “ser sometidas a revisión”.

Líbano crisis

El Líbano trabaja con Naciones Unidas para encontrar una vía de financiamiento. El país no cuenta con los recursos para hacer frente al desembolso, y más deuda a largo plazo sería perjudicial para Beirut. En cualquier caso, de ejecutarse el proyecto, las familias libanesas dejarían de depender de los pequeños y encarecidos generadores de propiedad privada. Los expertos determinan, además, que el país necesitaría un suministro circundante a los 3.500 MW, una cantidad que el Líbano espera generar en una planta energética ubicada al norte del país.

La participación de Siria pone en peligro la consecución del acuerdo. El régimen de Bashar al-Ásad enfrenta una batería de sanciones impuesta por Washington desde su atroz represión contra la población civil durante la guerra fratricida en ese país. El representante del líder alauí en la cita, Bassam Tohme, aseguró que Damasco está dispuesta a cooperar. “Siria hará todo lo posible por que el plan tenga éxito”, declaró el ministro. Una estrategia destinada a acercar posturas con sus vecinos regionales tras años de distanciamiento y aislamiento, enfrascado en la órbita iraní.

Agua Líbano crisis

El Gobierno libanés se vio obligado a retirar parte de las subvenciones a la importación de combustible, una medida que provocó un aumento del 60% en el precio de la gasolina. La desesperada situación de muchas familias se ha traducido en asaltos a estaciones de servicio y depósitos, hechos que han obligado a las Fuerzas de Seguridad a salvaguardar estos centros. Las consecuencias de la carencia energética desembocan a su vez en una escasez de medicamentos y otros suministros básicos.

Irán entre bambalinas

El dilatado bloqueo político que atraviesa El Líbano se difuminó con la designación en julio de Najib Mikati como primer ministro en sustitución de Saad Hariri. El magnate, que ocupa por tercera vez la jefatura del Gobierno, no ha conseguido hasta el momento abrir las puertas hacia una transición política ni poner en marcha soluciones materiales a la crisis energética. Por este motivo, Hizbulá ha decidido tomar unilateralmente el control de la situación e iniciar unas negociaciones con el objetivo de suministrar combustible al Líbano de forma paralela al Gobierno. Es en este escenario donde entra Teherán.

El propio Mikati fue de los primeros en advertir al denominado “Partido de Dios” de las posibles consecuencias que enfrentaría la economía del Líbano en caso de continuar sus importaciones de oro negro iraní. Hizbulá, un Estado dentro del Estado, controla ‘de facto’ el país y mantiene fuertes vínculos con la República Islámica. Esta relación ha proporcionado capital militar y político a la organización chií en el pasado y se espera que la estrecha colaboración continúe en un futuro próximo.

Líder Hizbulá

Es sabido que al menos un petrolero persa zarpó hacia las proximidades de la costa libanesa para suministrar reservas de combustible y desencallar la delicada situación energética. Así lo anunció el carismático líder de la milicia islámica, Hasán Nasralá, quien también se comprometió a aumentar el tránsito de buques iraníes. Nasralá ha llegado al punto incluso de proponer a las autoridades persas la explotación de yacimientos petroleros en aguas del Mediterráneo fronterizas con Israel, pendientes hasta el momento de delimitación. “Mientras el país lo necesite, vamos a continuar con este proceso”, sentenció el número uno de Hizbulá.

La sociedad parece hacer caso omiso al embargo establecido por Estados Unidos a las compañías iraníes tras la retirada del pacto nuclear. Una solución a la desesperada mientras la divisa libanesa ha perdido el 90% de su valor desde 2019 y la inflación se ha disparado hasta un 200%. Los hospitales del Líbano tan solo pueden funcionar a medio gas durante la pandemia y el tratamiento de aguas residuales han disminuido sus operaciones, dejando a millones de personas sin acceso al agua y poniendo en jaque la salud pública y ambiental. La comunidad internacional deberá tomar acción para desbloquear la situación.
 

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