Un medallista yemení ahogado en Melilla al intentar entrar en Europa

Helal Ali Mohamed al-Hajj, deportista yemení en el arte marcial del Wushu (disciplina parecida al Kung Fu), murió ahogado cuando viajaba en patera para entrar clandestinamente en España después de haber huido de la terrible guerra que sufre Yemen y de haber llegado a Argelia y Marruecos. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) confirmó este extremo y quiso denunciar a través de las redes sociales, una vez más, la situación de personas como al-Hajj, que movidas por la desesperación arriesgan sus vidas para intentar acceder a un ‘mundo mejor’.

Según CEAR, testigos presenciales ofrecieron su testimonio sobre el trágico final de Helal al-Hajj. El medallista yemení contaba solamente con 24 años en el momento del fatal desenlace y aspiraba a poder competir en suelo europeo dentro de la disciplina deportiva Wushu, un tipo de arte marcial de contacto. La trayectoria del deportista yemení no era menor porque, a pesar de su corta edad, había logrado sendas medallas de bronce en los Juegos de la Solidaridad Islámica de 2017, celebrados en Bakú, y en los Juegos Asiáticos de Yakarta de 2018. 

El joven yemení estudió Ciencias del Deporte en su nación de origen y desarrolló una gran trayectoria deportiva en la práctica del Wushu. Quería llegar a Europa para ganarse la vida y progresar en su carrera deportiva y para ello decidió salir de Yemen, país que atraviesa una dura guerra protagonizada por los rebeldes chiís hutíes, quienes tratan de socavar el Gobierno establecido, el cual está respaldado por una coalición árabe liderada por Arabia Saudí, principal representante de la rama suní del islam. 

Al-Hajj consiguió zafarse del conflicto bélico y pudo llegar a Argelia. De territorio argelino saltó a Marruecos y tomó la difícil determinación de embarcarse en una patera para llegar a terreno europeo, a pesar del riesgo que conllevaba para su vida, como así se acabó demostrando. El joven yemení ya había intentado saltar de Marruecos a España hasta en cinco ocasiones, y a la sexta perdió fatalmente la vida, como recuerda Akram, amigo íntimo del fallecido y que había compartido con él peregrinaje migratorio y la estancia en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. 

Después de varios intentos para saltar la valla de Melilla, frustrados por la altura de la alambrada y los controles fronterizos, Helal y Akram se jugaron su destino al subirse a una patera de madera con motor, según información del medio eldiario.es.

Este viaje terminó con un luctuoso final cuando la pequeña embarcación desapareció a escasos 30 metros de la costa española y cuando la Guardia Civil encontró el cuerpo sin vida de Al-Hajj, el 18 de septiembre, dos días después de la desaparición.

Según el relato ofrecido por Akram a eldiario.es, la ruta estaba planificada en únicamente diez minutos, y, además, ambos creían que se les dejaría en la misma orilla de la playa. "No sabíamos que tendríamos que nadar, así que íbamos con pantalones largos y botas", explicó Akram. A 30 metros de la llegada, el patrón del barco los empujó a saltar. "Primero se tiró Helal y después yo. Luché por mi parte para seguir vivo, y él luchó por su lado para vivir… Luché contra la muerte, nadé y llegué a las rocas, mi garganta estaba muy seca, no sentía nada; conseguí gritar su nombre, pero no pude encontrarlo", según relató el amigo personal de Helal. 

Un capítulo más de la triste historia de todos aquellos que ponen en serio peligro sus vidas para abandonar las diversas tragedias de sus naciones y poder disfrutar de una vida mejor en el continente europeo, luchando además contra las trabas establecidas en el proceso migratorio entre países.