Las armas nucleares han regresado al teatro europeo acompañadas de nuevas tecnologías en cuanto a su potencia y vectores de lanzamiento

Un nuevo paso hacia una pesadilla nuclear en Europa

photo_camera FOTO/ARCHIVO - Armamento nuclear

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace

La arquitectura de seguridad en Europa se ha degradado progresivamente a lo largo de este siglo. Esta situación se ha producido también en el ámbito de las armas nucleares, que han regresado al teatro europeo acompañadas de nuevas tecnologías en cuanto a su potencia y vectores de lanzamiento. Además, han surgido renovadas políticas y doctrinas nucleares debido a las circunstancias que caracterizan el nuevo orden global. El conflicto de Ucrania, tras la puesta en estado de alerta de las fuerzas nucleares rusas, ha mostrado que la posibilidad de una escalada en este ámbito no es una mera especulación. Por ello se deben comenzar a tomar las medidas necesarias para evitar este tipo de contextos, al tiempo que se debe garantizar la capacidad de supervivencia y respuesta de las sociedades y las fuerzas armadas occidentales.

Introducción

Desde principio de siglo la arquitectura de seguridad en Europa se ha ido degradando paulatinamente, mostrando en varias ocasiones la cara amarga de los conflictos armados. El ámbito nuclear no es una excepción a este proceso, debido a la desaparición del Tratado sobre Defensa Antimisil (ABM, por sus siglas en inglés) y el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés). Se podría pensar a priori que la continuidad de la vigencia del tratado que limita las armas estratégicas (New START) hasta 2026 ha sido positivo. Esto es cierto para rusos y norteamericanos, pero no lo es tanto para los europeos, que ven como su continente podría volver a ser unos de los tableros de juego de la partida nuclear de los tiempos de la Guerra Fría.

En estos años se han renovado, sobre todo en Rusia, los arsenales de la triada nuclear tradicional (aeronaves, silos de misiles y submarinos), llegando a establecerse una amplia gama de potencias y una inmensa variedad de vectores de lanzamiento. Destacan entre estos la aparición de los misiles hipersónicos, contra los que existen serias dificultades para su interceptación.

A lo largo del tiempo también se han renovado las posturas nucleares de las grandes potencias, adaptándose a las circunstancias del nuevo orden mundial y de las nuevas amenazas, por consiguiente, las respuestas nucleares no solo se dirigen hacia posibles ataques de las mismas características, sino que se incluyen otros tipos que pueden afectar a amenazas existenciales, intereses vitales u otros que no siendo tan relevantes pudieran ser respondidos con un arma nuclear para mostrar un límite que no se permite transgredir. Precisamente estas situaciones límite son las que deben ser muy bien estudiadas, porque en un entorno hostil de falta de información y falsas interpretaciones se pueden cometer errores que lleven a una escalada de tipo nuclear.

El conflicto de Ucrania ha mostrado toda su crudeza en el ámbito convencional, pero también ha enseñado que la tensión nuclear es una baza que puede jugarse en apoyo de la consecución de los objetivos perseguidos, por ello, hasta el momento, las fuerzas nucleares rusas han aumentado su disponibilidad hasta el punto de encontrarse en estado de alerta. Igualmente, diversos tipos de vectores de lanzamiento han mostrado sus capacidades en ejercicios militares.

Aunque la tensión que se ha generado en el ámbito nuclear no llegase más lejos, el que hayan aparecido este tipo de armas en las narrativas del conflicto ha puesto de manifiesto que su empleo es una posibilidad cuyo descarte sería temerario e irresponsable, así pues, en todos los ámbitos, se deben tomar las medidas necesarias para enfrentarse a una crisis de estas características.

Las teorías de las Relaciones Internacionales (RRII) y las armas nucleares

En la actualidad las tesis del realismo ofensivo rememoran la lógica del «dilema de la seguridad» de los años 50. Este se basaba en que las medidas que acometía un Estado para incrementar su seguridad se tomaban en detrimento de la seguridad de otros. No obstante, los actores no son descabellados, sino que meditan concienzudamente las repercusiones de sus acciones, aunque a veces se producen errores de cálculo basados en estimaciones imperfectas1.

Según esta corriente de pensamiento el sistema internacional está liderado por potencias que nunca se encuentran satisfechas con su situación, por lo que tienden al uso de la fuerza a un precio razonable y al no poder ninguna alcanzar la hegemonía absoluta se encontrarán en una competición perpetua. En cuanto a la tendencia hacia el poder hegemónico, este se fundamenta en la posesión o en la capacidad de generar unas fuerzas armadas basadas sobre el componente terrestre y apoyado por fuerzas nucleares. Las capacidades de estas armas nucleares deberían ser tales que el Estado pudiese alcanzar la «superioridad nuclear», es decir, poder destruir la sociedad adversaria sin que se produzcan efectos mayores sobre la propia. Esto podría no ser factible entre grandes potencias, pero se podría alcanzar la «destrucción mutua asegurada» (MAD por sus siglas en inglés)2.

Una situación MAD tiende a evitar la escalada entre potencias nucleares hegemónicas por el terror mutuo. Sin embargo, cabría preguntarse cuál sería el resultado de una situación en la que una potencia nuclear se vea indirectamente amenazada por otra a través de un actor intermedio o catcher. En este caso las teorías de la disuasión de los tiempos de la Guerra Fría serían de difícil aplicación y habría que explorar otros posibles escenarios de relación.

Una posible comprensión de la situación actual podría venir desde la perspectiva rusa de la disciplina de las RRII. Para ello se debe tener en cuenta que, con determinadas variaciones, los líderes rusos actuales podrían haber aplicado con profusión los principios doctrinales del antiguo ministro de exteriores, Yevgeny Primakov.

Para Primakov Rusia se constituye como un actor indispensable e independiente dentro de un mundo multivectorial de arquitectura policéntrica, que gestionan varias grandes potencias. Uno de los principales elementos de sus teorías es el énfasis por la primacía de Rusia en los espacios postsoviéticos y que esta debe liderar la integración de las antiguas repúblicas de la URRS. También es una constante la oposición al orden mundial encabezado por los EE. UU. y el esfuerzo por debilitar el vínculo trasatlántico3. Otro de los pilares doctrinales de Primakov era la constitución de un triángulo de poder entre Rusia, China e India, como contrapeso a los estadounidenses4.

Respecto a las armas nucleares, Primakov consideraba que estas eran la base de la seguridad para Rusia y que garantizaban su independencia estratégica. Lejos de ser un instrumento que pusiese al país en una situación de riesgo, aseguraban la no injerencia de otros Estados en las acciones llevadas a cabo por los rusos5.

Esta postura la mantuvo toda su vida y a principios de la segunda década de siglo, en los mejores tiempos de la reducción nuclear acordada con los estadounidenses, insistía en que el potencial nuclear ruso era el atributo de su estatus como potencia mundial, sin el que ni los EE. UU. ni otros países lo tomarían en serio. Convencido de que en las relaciones internacionales se utilizan medidas como la proyección de la fuerza y su aplicación directa, los rusos necesitarían un elevado nivel de preparación militar y un potencial nuclear adecuado para defender su territorio, sus intereses legítimos y los de sus aliados6.

El largo camino hacia la pesadilla nuclear europea

La actual crisis de Ucrania se ha producido tras un proceso histórico en el que la cooperación nuclear entre estadounidenses y rusos se ha ido desmoronando. Es conveniente hacer una visión retrospectiva de los hechos para ver cómo la secuencia de los acontecimientos de este siglo podrían señalar un escenario nuclear basado en el conflicto ucraniano. No se analizarán los hechos acaecidos durante los años noventa, pero Rusia veía con reticencia la expansión de la OTAN en Europa del Este en 1999 (Polonia, Hungría y la República Checa) y la intervención aliada en Kosovo, en el escenario de los Balcanes.

En el año 2001 se produjeron en EE. UU. los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono, que dieron paso a un nuevo concepto del mundo. Una de sus consecuencias fue la retirada estadounidense en 2002 del tratado ABM, que suprimía las medidas de defensa antimisil como una muestra de distensión con Rusia. Quizás esta retirada fue precipitada y causada por el impacto ocasionado por los atentados en pleno territorio metropolitano estadounidense, pero lo cierto es que para los rusos sería una nueva muestra de desconfianza7.

En 2004 se unieron a la OTAN las repúblicas bálticas y varios Estados de la Europa del Este (Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia). Por primera vez la Alianza se encontraba en la misma frontera de Rusia, por lo que el ministro ruso de exteriores, Sergei Lavrov, mostró su preocupación por este hecho. Además, esta se acrecentaba porque el Tratado de Reducción de Armas Convencionales en Europa (CFE/FACE, por sus siglas en inglés) no incluía a las repúblicas bálticas, donde se podría acumular armamento de este tipo8.

En el año 2007 el entonces ministro de defensa ruso, Sergey Ivanov, manifestó que el tratado INF (sobre fuerzas nucleares intermedias) firmado con los EE. UU. en 1987 había sido un error, hecho constatable con la superioridad tecnológica y numérica que había adquirido la OTAN frente a Rusia. Hay que tener en cuenta que en aquella época el senador estadounidense por Delaware, John Biden, había considerado a Rusia como una de las principales amenazas contra su país9. Durante los años posteriores los americanos detectaron algunas pruebas de misiles rusos que podían contravenir el tratado, pero no hicieron declaraciones al respecto posiblemente por estar pendiente la renovación del nuevo tratado START (por sus siglas en inglés), sobre armas nucleares estratégicas.

En 2008 estalló la crisis de Georgia, que llevó a que el presidente Putin ordenase la intervención en las regiones de Osetia del Sur y Abjasia como consecuencia de la aproximación georgiana y ucraniana a la OTAN fruto de la cumbre de Bucarest y al reconocimiento de muchos países aliados de la independencia de Kosovo. Como reacción ante la intervención de Rusia el presidente norteamericano, G. W. Bush, canceló con esta un acuerdo civil en materia nuclear al tiempo que proporcionaba ayuda económica a los georgianos10.

En 2009 se unieron a la OTAN Croacia y Albania. La presencia aliada en la zona reforzaba de este modo su posición en los Balcanes y alejaba la influencia que Rusia podría tener sobre Serbia11.

En el año 2010, durante las administraciones de Medvedev y Obama, se llegaría a la firma del tratado New START por un periodo de 10 años y prorrogable por otros cinco. Aunque la firma recayó en los presidentes, no quedaron exentos de protagonismo el vicepresidente Biden y el primer ministro Putin. Básicamente el tratado limitaba a ambos a la posesión de 1.550 ojivas nucleares estratégicas y a 800 vectores de lanzamiento de largo alcance12. Durante la ceremonia, ambos dignatarios procuraron ocultar el malestar por los incidentes de Georgia y por la construcción de un escudo antimisiles en Europa13.

En 2014 se produjo una crisis en Ucrania cuando cayó el gobierno prorruso de Víktor Yanukóvic como consecuencia de las protestas del Euromaidán. El acercamiento a Europa fue contestado por grupos rusófilos de Crimea y de la zona del Dombás y aprovechado por el presidente Putin para realizar una intervención que llevó de facto a la recuperación de Crimea por parte de Rusia y a la escisión de Ucrania de las repúblicas de Lugansk y Donetsk14. Durante ese año las discrepancias estadounidenses hacia las posibles violaciones rusas del Tratado INF ya eran más que manifiestas, alegando que los rusos habían aprovechado las lagunas del tratado para desarrollar una tecnología de misiles que se encontraba fuera de los límites acordados15. La situación empeoraría hasta el límite de que, en 2017, el informe anual estadounidense sobre el cumplimiento de los tratados de no proliferación y desarme acusaba a Rusia de violar el INF, mientras que esta acusaba a los EE. UU. de hacer lo propio por haber desplegado en el este de Europa lanzadores de sistemas antimisiles con capacidad dual16.

A mediados de 2015, Rusia anunció que suspendía su participación en el Tratado FACE17. Aunque los rusos no cumplían el tratado desde 2007, la presión aliada por ocupación rusa de Transnistria, la crisis de Georgia, y finalmente la de Ucrania posiblemente decantaron la decisión rusa.

La Nuclear Posture Review (NPR) estadounidense, emitida por la Administración Trump en 2018, contemplaba la posibilidad de que los rusos pudiesen disuadir o emplear las armas nucleares de una manera creíble. Se estimaba que estos responderían gradualmente al nivel de amenaza, debido a poseer la capacidad de emplear diferentes potencias en su amplia gama de opciones. Además, esta posibilidad de respuesta limitada quedaba corroborada por el concepto de «escalar para desescalar», pudiendo elevar el nivel de tensión en un conflicto hasta disuadir a un posible actor hostil y luego gradualmente rebajar esta tensión de acuerdo con los intereses rusos desde una postura de superioridad18. Hay que tener en cuenta que la Administración Biden tendrá que enfrentarse a la redacción de una nueva NPR basándose en las consecuencias del conflicto ucraniano.

En agosto del año 2019 y después de una serie de desavenencias, el tratado INF quedó finalmente extinguido, volviendo a la posibilidad de que se desplegasen en el territorio europeo armas del tipo que se habían retirado al finalizar la Guerra Fría. La situación fue tan preocupante que el entonces ministro germano de asuntos exteriores, Heiko Maas, enfatizó que Europa estaba menos segura que nunca en unos tiempos que se tornaban turbulentos19.

Aunque las doctrinas militares rusas en los años 2000, 2010 y 2015 contemplaron el uso de armas nucleares, no fue hasta 2020 cuando por primera vez Rusia emitió una política nuclear específica. Bajo el nombre de Fundamentos de la política estatal de la Federación de Rusia en el campo de la disuasión nuclear, esta postura nuclear expresa el posible empleo de dichas armas para la defensa de Rusia o sus aliados.

Como casos específicos cita la circunstancia de un ataque con armas convencionales contra la Federación Rusa, un peligro existencial contra Rusia, el ataque con misiles balísticos contra Rusia o sus aliados y el ataque contra una entidad estatal o medios militares de Rusia que pudieran poner en compromiso su capacidad de responder con armas nucleares20.

En mayo de 2020 EE. UU. se retiró del Tratado Cielos Abiertos —que autorizaba vuelos de reconocimiento desarmados sobre otros Estados partícipes—, seguido del anuncio de Rusia de hacer lo mismo en 2021. En las incómodas circunstancias en que se encontraban ambos actores se veía lógica su retirada, debido a que el año anterior los estadounidenses habían realizado un vuelo extraordinario sobre Ucrania y los rusos un vuelo de reconocimiento sobre el Oeste estadounidense21. También 2020 fue el año de adhesión a la OTAN de Macedonia del Norte, que junto a la anterior admisión de Montenegro en 2017 reforzaba aún más la posición aliada en los Balcanes22.

Las negociaciones para la renovación del Tratado New START pasaban por un mal trance en el año 2021 debido a que el presidente Trump, antes de abandonar la Casa Blanca, buscaba un acuerdo tripartito que incluyese a China. Cuando Biden llegó a la presidencia acordó extender el tratado23. Esto proporcionó a EE. UU. una mayor seguridad porque si en Europa se producía una escalada de la tensión nuclear, esta no tendría por qué extenderse a los territorios norteamericanos al alcance de estas armas.

La Estrategia de Seguridad Rusa del año 2021 no cita expresamente a las armas nucleares, pero define a los EE. UU. y a sus aliados de la OTAN como actores hostiles. En este contexto de enfrentamiento considera que la hegemonía de 

occidente se encuentra en declive, quien intentará luchar con ferocidad para que esto no ocurra, lo que llevará a situaciones de conflicto24.

Las posibilidades de las fuerzas nucleares y la estrategia de Rusia

La evolución de los acontecimientos descritos hizo percibir a Rusia que se encontraba en una situación de desventaja con respecto a los aliados y que tenía que renovar su armamento para asegurar su extranjero inmediato y recobrar su credibilidad. Por ello, el ministro de defensa ruso, Anatoly Serdyukov, emprendió en 2008 un plan de recuperación que, bajo del nombre de «nuevo estilo», pretendía constituir unas fuerzas armadas más reducidas, pero compuestas de unidades con preparación constante25. En el plan de modernización del armamento se incluía una importante partida destinada a las armas nucleares, ya que la disuasión de la OTAN solo se podría llevar a cabo con este tipo de armamentos, por lo que habría que mantener los tres componentes de las fuerzas estratégicas nucleares. Aunque no se preveía un conflicto entre Rusia y la OTAN, este podría desencadenarse por la injerencia de la Alianza en las otras repúblicas exsoviéticas26.

En 2020 el presidente Putin anunció que la triada nuclear estaba modernizada en un 86 % y que en 2021 lo estaría en un 88 % por ciento. El presidente justificó este anuncio basándose en que los estadounidenses se habían retirado de los tratados ABM, INF, Cielos Abiertos y que la situación del New START era muy incierta27.

Se estima que a principios 2022 Rusia poseería un arsenal de unas 4.477 cabezas nucleares, tanto para las fuerzas estratégicas de gran alcance como en las tácticas de menor rango de acción. De todo este arsenal unas 1.588 cabezas estratégicas se encontrarían desplegadas, contando que 812 tengan misiles como vectores de lanzamiento, 576 estén asignadas a submarinos y 200 a bases de la fuerza aérea. Adicionalmente 977 cabezas estratégicas estarían almacenadas junto a 1.912 cabezas no estratégicas. Además, 1.500 cabezas se encontrarían pendientes de desmantelamiento, pero relativamente intactas28.

Respecto a la estrategia nuclear de Rusia se ha abierto un debate sobre el empleo de este tipo de armamento. Es posible que la NPR de 2018 haya evaluado erróneamente que los rusos pretendan escalar un conflicto, con la amenaza del uso de un arma nuclear, para luego desescalarlo en condiciones favorables. De ser así Rusia tendría que haber asumido que el bloque occidental capitularía ante sus primeras presiones. Por ello ha surgido una nueva corriente de pensamiento liderada por el anterior jefe del mando estratégico norteamericano, general John Hyten, quien afirma que la estrategia nuclear de Rusia es la de «escalar para vencer». Esto significaría que los rusos podrían amenazar o lanzar un ataque nuclear limitado para evitar una respuesta convencional contra sus fuerzas y que el uso del arma nuclear no sería exclusivamente para la defensa de sus intereses vitales29. Además, la lectura de la política nuclear rusa de 2020 deja suficientemente libre de interpretación las condiciones de utilización de las armas nucleares.

Si la doctrina nuclear rusa sigue las tesis de Hyten, unidas a la versatilidad de potencias y vectores de lanzamiento de sus armas nucleares, se podrían presentar una multiplicidad de escenarios, cada uno de ellos con características específicas. Ello daría como resultado una gran variedad de situaciones de posible empleo de este tipo de armas, que en un entorno de falta de información y escasa comunicación aumentarían las posibilidades de que se produjese un escenario nuclear.

Otro factor para tener en cuenta en un contexto de decisión nuclear es el carácter de los líderes que gestionan las crisis. El despliegue de las fuerzas nucleares rusas muestra hasta ahora que las decisiones en este sentido no son tomadas por el presidente Putin sin ser consultadas previamente, por lo que la opción del líder autocrático que ha perdido el contacto con la realidad no parece muy convincente.

El procedimiento de órdenes de lanzamiento nuclear corrobora este mecanismo, debido a que de los tres maletines o cheget nucleares (presidente, ministro de Defensa y jefe de Estado Mayor) hacen falta al menos dos para activar el sistema. Dentro de esta lógica parece que mensaje transmitido hasta este momento en Ucrania es el de disuadir a los occidentales de que se impliquen directamente en el conflicto30. Es más que posible que los rusos en este sentido tengan preparado un extenso catálogo de opciones de respuesta, que no tengan más que adaptar a los hechos puntuales del desarrollo de los acontecimientos.

La deriva nuclear y el conflicto de Ucrania

El presidente Putin necesitaba que la intervención rusa en Ucrania no recibiese una contestación directa por parte de los actores externos al conflicto. Entre las medidas que llevó a cabo, una de ellas era mostrar la posibilidad del empleo de armas nucleares en el caso que los países occidentales se implicasen militarmente. Para ello el día 19 de febrero, cinco días antes de la invasión, las fuerzas estratégicas rusas comenzaron a realizar un ejercicio para mostrar al mundo su disponibilidad.

Este ejercicio demostró la capacidad de mando y control de las dichas fuerzas, así como las posibilidades del empleo de las armas de largo alcance, mediante el lanzamiento de misiles Sineva desde un submarino en el mar de Barents, misiles Yars desde el cosmódromo de Plesetsk y misiles de crucero desde aviones Túpolev Tu-95, que impactaron en la península de Kamchatka. Igualmente se demostró la capacidad de las fuerzas intermedias desde todo tipo de plataformas y con todo tipo de misiles, destacando los modelos Iskander, Kalirb y los hipersónicos Kinzhal y Zirkon31.

Cuando se produjo la invasión el día 24 de febrero, el discurso del presidente Putin dejaba leer entre líneas que sus fuerzas nucleares respaldaban su intervención, ya que consideraba la situación en Ucrania como una amenaza existencial, declarando que «para nuestro país es una cuestión de vida o muerte, una cuestión de nuestro futuro histórico como nación. Esto no es una exageración; esto es un hecho. No es solo una amenaza muy real para nuestros intereses, sino también para la existencia misma de nuestro Estado y su soberanía». Igualmente, el presidente Putin recordaba que Rusia sigue siendo uno de los estados nucleares más peligrosos32.

Teniendo en cuenta estas declaraciones y las situaciones que describe la política nuclear rusa del año 2020, la posibilidad del empleo de armas nucleares no es descartable en un entorno en el que, según evolucione la situación en Ucrania, se pueda considerar por parte rusa que existe una amenaza contra sus intereses vitales o las de sus aliados.

En esta línea se expresó el portavoz del presidente Putin, Dmitry Peskov, quien se negó a descartar el empleo de armas nucleares frente a una «amenaza existencial», aunque no llegó a matizar donde se encontraba la línea roja de lo que Rusia puede considerar como intereses vitales33. Mientras exista esta indefinición se encontrarán presentes los interrogantes sobre qué es lo que puede pasar en caso de un error de cálculo o una interpretación equívoca entre actores nuclearizados.

Entretanto, en el bloque occidental se intentaba no enviar signos de una escalada en el conflicto que llevasen a contemplar una situación nuclear. Por ese motivo, el presidente estadounidense, Joe Biden, no incrementó el estado de alerta de sus fuerzas nucleares y el Pentágono suspendió una prueba programada de un misil intercontinental Minuteman III34.

Los acontecimientos más recientes parecen indicar que en el ámbito operativo los resultados de la intervención rusa en Ucrania no están dando los resultados esperados por el presidente Putin. Merecería la pena pensar si en el caso de una 

situación adversa para Rusia el conflicto pudiera ser escalado un peldaño más y se llegase al empleo de un arma nuclear de baja potencia o bien otro tipo de armamento disruptivo o de destrucción masiva35. Parece que esta posibilidad se está tomando muy en serio, toda vez que el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado que la Alianza asistirá con material de defensa NBQ a Ucrania en el caso de que esta reciba una agresión de estas características36. A esto habría que añadir la posibilidad de que como consecuencia de las operaciones se produjese algún tipo de accidente en una instalación nuclear que provocase una fuga de material radiactivo.

En un entorno de falta de comunicación y posibles errores de cálculo e interpretación también sería necesario contemplar otros escenarios como el considerar que Putin, en circunstancias desfavorables, percibiese como una amenaza existencial el abastecimiento de armamento a Ucrania por algún país de la OTAN. Así lo manifestó Rose Gottemoeller, antigua vicesecretaria general de la OTAN, quien considera como una «seria posibilidad» el empleo de un arma nuclear táctica por parte de Rusia37.

Entretanto, la línea roja que podrían percibir los aliados es que no se implicasen fuerzas de la OTAN en el conflicto. En este sentido el senador estadounidense Tim Kaine aboga por enviar el material que sea necesario, argumentando que el frustrado envío de aviones MIG-29 desde Polonia no se realizó porque no aportaba ganancias significativas en relación con los riesgos que implicaba38.

Una probabilidad no descartable también podría ser un ciberataque sobre las redes de alerta rusas por algún actor no estatal. Si los rusos percibiesen la falsa amenaza de un lanzamiento de misiles sobre sus objetivos sensibles se podría provocar una 

respuesta desproporcionada de sus fuerzas nucleares39. Este concepto, conocido como launch on warning se encuentra expresamente recogido en la vigente política nuclear de Rusia.

Conclusiones

La evolución de las relaciones de las relaciones entre EE. UU. y Rusia en lo relativo a la reducción de armamentos convencionales y nucleares ha sufrido un deterioro constante a lo largo del presente siglo, con la salvedad de la extensión del tratado New START, que deberá ser de nuevo estudiado antes de finalizar el plazo de extinción en el año 2026.

Esta situación coloca a estadounidenses y rusos en una posición en la que no parece que se haya elevado el nivel de amenaza que existía entre ambas potencias y que llevase al ataque de objetivos en sus respectivos territorios nacionales. Por ello se comprende la extensión del mencionado tratado. Esto no sucede con las fuerzas intermedias desplegadas en Europa que contemplaba el tratado INF, por lo que la extinción de este tratado lleva a considerar que el territorio europeo podría ser el tablero de ajedrez de una macabra partida nuclear.

La modernización de las fuerzas nucleares rusas permite que sus líderes aumenten la capacidad de gestionar una multiplicidad de opciones ante una crisis, lo que puede llevar a aumentar su probabilidad de éxito en las operaciones militares convencionales. Sin embargo, en el ámbito de la estrategia nuclear, la multiplicidad de opciones implica mayores posibilidades de que se produzca una decisión de empleo de este tipo de armas. A ello hay que unir la lógica indefinición de las políticas nucleares de los diferentes Estados, lo que hace difícil determinar donde se encuentra exactamente el límite marcado por la línea roja que puede hacer que se produzca un salto que lleve a la decisión del empleo de las armas nucleares.

Este tipo de decisiones no solo se tomarían en un entorno de indefinición de la situación, sino que la falta de comunicación y entendimiento entre actores enfrentados podría llevar a situaciones de fallos de interpretación y errores de cálculo.

La puesta en estado de alerta de las fuerzas nucleares rusas ha ocasionado que el conflicto de Ucrania se pueda calificar al menos como el prolegómeno de una crisis nuclear. Este tipo de posicionamiento ha sido un primer paso, antes de una escalada mayor, que ha enviado una señal a occidente de cuál es el grado de tolerancia rusa ante lo que puede considerar como una injerencia en sus actuaciones.

No está clara cuál será la situación hacia la que evolucione el conflicto, pero habría que pensar qué es lo que entienden exactamente los líderes rusos por intereses vitales y amenaza existencial, debido a que el cálculo para que el conflicto escale hacia una situación nuclear podría producirse en el momento de esta percepción. Independientemente de la situación a la que se llegue, la desconfianza entre los actores implicados ha alcanzado unos niveles que costará muchos años volver a reconducir. En este contexto de desconfianza se está produciendo un nuevo rearme, siendo significativo en el tablero europeo el de las dos potencias nucleares constituidas por el Reino Unido y Francia. También hay que considerar el papel de los Estados que podrían utilizar el armamento nuclear estadounidense, siendo el caso de Alemania uno de los más paradigmáticos, por su cercanía a la frontera rusa.

La aparición de nuevos vectores de lanzamiento, como los misiles hipersónicos, hace que haya que replantear la defensa antimisil de los aliados y posiblemente lleve al incremento en fuerzas convencionales y su protección para garantizar la supervivencia del mayor número posible de unidades militares. Estas tendrán que adaptar sus doctrinas, adiestramiento y materiales a los nuevos escenarios de probabilidad. Los centros de decisión y las estructuras de mando y control deberán contar con mayor protección y ser redundantes para asegurar la continuidad de las operaciones.

Es posible que, además, en función de la evolución de los acontecimientos, haya que tomar medidas de protección y defensa civil del tipo que se contemplaban durante los tiempos de la guerra fría.

José Ignacio Castro Torres*
COR. ET. INF. DEM
Especialista NBQ. Máster en Protección Radiológica
Analista del IEEE
 

Bibliografía

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2 Op. cit., pp. 3, 84, 130-132.

3 RUMER, Eugene. «The Primakov (Not Gerasimov) Doctrine in Action». Carnegie Endowment for International Peace. June 05, 2019. https://carnegieendowment.org/2019/06/05/primakov-not-gerasimov- doctrine-in-action-pub-79254 [consultado: 26/3/2022].

4 CHANDRA, Amresh. Strategic triangle among Russia, China and India: Challenges and prospects, Journal of Peace Studies, vol. 17, n.º 2. 2010, p. 40.

6 PRIMAKOV, Eugeny; IVANOV, Igor; VELIKHOV, Evgeny; MOISEEV, Mikhail. От ядерного сдерживания к общей безопасности/ De la disuasión nuclear a la seguridad común. Noticias. 5 de octubre de 2010. https://iz.ru/news/367072 (consultado 26/3/2022)

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8 THALIS, Alexander. «Threat or Threatened? Russia in the Era of NATO Expansion», Australian Institute of International Affairs. 03 Jun 2018. https://www.internationalaffairs.org.au/australianoutlook/threat-or- threatened-russian-foreign-policy-in-the-era-of-nato-expansion/ (consultado 28/3/2022)

9 BLANK, Stephen. Threats to and from Russia: an assessment, Journal of Slavic Military Studies, vol. 21, n.º 3, 2008, p. 519. Para un detalle mayor sobre el tratado INF se recomienda la lectura de CASTRO TORRES, José Ignacio. Del tratado INF al START ¿El final de los acuerdos de No- Proliferación Nuclear? Documento de Análisis IEEE 02/2019. https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2019/DIEEEA02_2019CASTRO-nuclear.pdf

10 BAKER, Peter y BILEFSKY, Dan. «Russia and U.S. Sign Nuclear Arms Reduction Pact». The New York Times. April 8, 2010. https://www.nytimes.com/2010/04/09/world/europe/09prexy.html (consultado 27/3/2022)

11 POLAK, Nathan M.; HENDRICKSON, Ryan C. y GARRETT, Nathan GD. «NATO membership for Albania and Croatia: Military modernization, geo-strategic opportunities and force projection». The Journal of Slavic Military Studies, vol. 22, n.º 4, 2009, pp. 511-512.

12 Para conocer en mayor detalle el contenido y como se llegó a la firma de este tratado se recomienda la lectura de CASTRO TORRES, José Ignacio. El tratado New START: contener al elefante negro.
Documento de Análisis IEEE 02/2021. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2021/DIEEEA02_2021_CASTRO_NewStart.pdf 13 BAKER, Peter y BILEFSKY, Dan. «Russia and U.S. Sign Nuclear Arms Reduction Pact». Op. cit.

14 KOFMAN, Michael, et al. Lessons from Russia's Operations in Crimea and Eastern Ukraine. Santa Monica, CA: RAND Corporation, 2017, pp. 73-77.

15 GORDON, Michael R. «U.S. Says Russia Tested Cruise Missile, Violating Treaty». The New York Times. 28 July 2014. https://www.nytimes.com/2014/07/29/world/europe/us-says-russia-tested-cruise- missile-in-violation-of-treaty.html (consultado 27/3/2022)

16 NERSISYAN, Leonid. «If the INF Treaty Dies, America and Russia Could See an Arms Race», The National Interest. December 17, 2017. https://nationalinterest.org/feature/if-the-inf-treaty-dies-america-

17 REIF, Kingston. «Russia Completes CFE Treaty Suspension», Arms Control Today, April 2015. https://www.armscontrol.org/act/2015-04/news-briefs/russia-completes-cfe-treaty- suspension#:~:text=Russia%20is%20suspending%20its%20participation,had%20largely%20abandoned
%20in%202007 (consultado 28/3/2022)

18 Office Of The Secretary Of Defense. Nuclear Posture Review, February 2018. US. Department of Defense, 2018, pp. 8-9.

19 MAAS, Heiko. «Security for Europe». Federal Foreign Office, 10/11/2019. https://www.auswaertiges-

20   Официальный  интернет-портал  правовой  информации/Portal  oficial  de  Internet  de  información jurídica. Указ Президента Российской Федерации от, 2/6/2020, n.º 355, Об Основах государственной политики  Российской  Федерации  в  области  ядерного  сдерживания/Decreto  del  Presidente  de  la Federación Rusa del 2 de junio de 2020, n.º 355, «Sobre los fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el campo de la disuasión nuclear», 2/6/2020. http://publication.pravo.gov.ru/Document/View/0001202006020040 (consultado 26/3/2022)

21 Nuclear Threat Iniciative. «Treaty on Open Skies», NTI. https://www.nti.org/education-center/treaties- and-regimes/treaty-on-open-skies/ (consultado 28/3/2022)

22 BECHEV, Dimitar y MARUSIC, Damir. North Macedonia on the Threshold of Europe. Atlantic Council. pp. 13-14.

23 REIF, Kingston y BUGOS, Shannon. US, Russia Extend New START for Five Years, Arms Control

24  Официальный интернет-портал правовой информации. Указ Президента Российской Федерации от 2/7/2021, n.º 400, «О Стратегии национальной безопасности Российской Федерации»/Decreto del Presidente de la Federación de Rusia de fecha 2/7/2021, n.º 400, «Sobre la Estrategia de Seguridad Nacional de la Federación de Rusia», 3/7/2021. http://publication.pravo.gov.ru/Document/View/0001202107030001 (consultado 1/4/2022)

25  Noticias RIA. «Численность ВС РФ сократится до 1 млн человек к 2012 году – Сердюков» / «El número de las Fuerzas Armadas de RF se reducirá a 1 millón de personas para 2012-Serdyukov». Ria Novosti. 8/10/2008. https://ria.ru/20081008/152801708.html (consultado 28/9/2022)

26 BARABANOV, Mijaíl; MAKIENKO, Konstantín; PUJOV, Ruslan. Военная реформа: на пути к новому облику российской армии/Reforma militar: hacia una nueva imagen del ejército ruso. дискуссионного клуба «Валдай»/Club de discusión «Valdai». Moscú, 2012, pp. 6-8-11 y 32.

27  REGNUM. «Путин проводит расширенное заседание коллегии Минобороны РФ /Putin celebra una reunión ampliada de la Junta del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa». 21/12/2020.

28 KRISTENSEN, Hans M. y KORDA, Matt. Russian nuclear weapons, 2022. Bulletin of the Atomic Scientists, 77:2, 2022, pp. 98-99.

30 VEN BRUUSGAARDMARCH, Kristin. «Understanding Putin’s nuclear decision-making», War On The Rocks, 22 Mar 2022. https://warontherocks.com/2022/03/understanding-putins-nuclear-decision-making/ (consultado 28/3/2022)

31  ШАРКОВСКИЙ Александр/SHARKOVSKIY Alexander. «Учения сил стратегического сдерживания РФ должны остудить горячие головы западных ястребов, в противном случае нас ждёт война/Los ejercicios de las fuerzas de disuasión estratégica de la Federación Rusa deberían enfriar los exaltados de los halcones occidentales, de lo contrario nos espera la guerra». Argumento. 19 de febrero de 2022.

32 PUTIN, Vladimir. «Address by the President of the Russian Federation», The Kremlin. Moscow, February 24, 2022. http://en.kremlin.ru/events/president/news/67843 (consultado 26/3/2022)

33 MCGEE, Luke y CALZONETTI, Claire. «Putin spokesman refuses to rule out use of nuclear weapons if Russia faced an 'existential threat'», CNN. March 22, 2022. https://edition.cnn.com/2022/03/22/europe/amanpour-peskov-interview-ukraine-intl/index.html (consultado 27/3/2022)

34 STEWART, Phil y ALI, Idrees. «U.S. delays ICBM test-launch in bid to de-escalate Russia nuclear tensions», Reuters. March 2, 2022. https://www.reuters.com/world/us/us-delays-icbm-test-launch-bid-de- escalate-russia-nuclear-tensions-2022-03-02/ (consultado 27/3/2022)

35 BROAD, William J. «The Smaller Bombs That Could Turn Ukraine Into a Nuclear War Zone», The New York Times. March 21, 2022. https://www.nytimes.com/2022/03/21/science/russia-nuclear-ukraine.html (consultado 27/3/2022)

36 STOLTENBERG, Jens. Press conference by NATO Secretary General Jens Stoltenberg previewing the extraordinary Summit of NATO Heads of State and Government, NATO Press Service. 23 Mar. 2022. https://www.nato.int/cps/en/natohq/opinions_193610.htm (consultado 27/3/02)

37 BENDER, Bryan. «How the Ukraine war could go nuclear», Politico. 3/24/2022. https://www.politico.com/news/2022/03/24/how-ukraine-war-could-go-nuclear-00019899 (consultado 27/6/2022)

38 WARD, Alexander y FORGEY, Quint. «Kaine: Fighter jets to Ukraine not the admin’s ‘red line», Politico. 3/23/2022. https://www.politico.com/newsletters/national-security-daily/2022/03/23/kaine-fighter- jets-to-ukraine-not-the-admins-red-line-00019761 (consultado 27/3/2022)

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