Una nueva plaga de langostas se extenderá por algunas zonas del Cuerno de África y del Asia suroccidental durante los próximos meses

Una plaga de langostas en tiempos de la COVID-19: la doble amenaza que azota a África

PHOTO/SVEN TORFINN/FAO via AP - Un motociclista atraviesa un enjambre de langostas del desierto en Kipsing, cerca de Oldonyiro, en el condado de Isiolo, Kenya

Las plagas de langostas han sido motivo de preocupación en algunas regiones de África desde el inicio de los tiempos. Sin embargo, las actuales condiciones climáticas exacerbadas por el cambio climático han creado el campo de cultivo perfecto para que el número de estos insectos aumente en la región. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), fundada en 1945, considera que la situación actual y los nuevos pronósticos son alarmantes, ya que se prevé que estas plagas de langostas continúen extendiéndose a algunas zonas del Cuerno de África y del Asia suroccidental, al mismo tiempo que estas regiones luchan contra la pandemia del coronavirus. 

El mes de abril se ha caracterizado por ser un mes lluvioso en algunas regiones del África oriental, creando el lugar perfecto para la propagación de langostas. La FAO considera que, aunque se hayan llevado a cabo determinadas acciones para reducir el número de estos insectos, la nueva generación comenzará a desplazarse durante las próximas semanas por Kenia, Etiopía y Somalia; mientras que se espera que estas plagas lleguen a Eritrea y Sudán durante los próximos meses. En Yemen, país donde actualmente hay una guerra civil abierta, “la situación es muy preocupante porque varios enjambres pusieron huevos en el país, donde se han producido lluvias intensas y generalizadas, lo que permitirá la eclosión y la formación de nuevas plagas”, han advertido. 

Nubes de langostas del desierto vuelan por el aire desde los cultivos de la aldea de Katitika

En estos momentos, Irán y Pakistán son dos de los países más afectados por esta amenaza. El Departamento de Protección Vegetal (DPP) del Ministerio de Seguridad Alimentaria e Investigación Nacional (MFSR) es la principal institución encargada de vigilar y gestionar la amenaza de la plaga de langostas en el desierto de Pakistán. Este organismo estima que las pérdidas económicas debido a la invasión de estos insectos podrían alcanzar los aproximadamente 205.000 millones de PKR (1.200 millones de dólares aproximadamente). Ante esta situación, el Gobierno de Pakistán ha adoptado una serie de medidas de control y vigilancia en coordinación con los países vecinos para hacer frente a esta amenaza y reducir al máximo el impacto de la misma. 

El caso de Irán y las consecuencias del bloqueo de Estados Unidos

Mientras, en Irán, esta nueva plaga ha dañado al menos 4,8 millones de toneladas de productos agrícolas en el país, según ha recogido el portal web The New Humanitarian. El jefe del equipo de resistencia de la FAO para África Orienta Cyril Ferrand insistió a principios del mes de abril en que, aunque el bloqueo por el coronavirus sea una realidad, estas poblaciones están llevando a cabo operaciones de vigilancia y control aéreo y terrestre. Hasta entonces, más de 240.000 hectáreas en 10 países habían sido tratadas con plaguicidas químicos o bioplaguicidas, y 750 personas estaban más que preparadas para llevar a cabo operaciones de control de langostas en sus regiones. En el caso de la República Islámica, esta plaga se une a la crisis económica que está sufriendo el país y a las consecuencias derivadas de la pandemia del coronavirus. 

Langostas del desierto saltan en el aire

El bloqueo impuesto por Estados Unidos a esta nación impide, además, que puedan importar plaguicidas para hacer frente a las langostas. El principal encargado de la predicción de plagas de este tipo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha explicado a New Humanitarian que los plaguicidas son prácticamente “la única forma que existe” para tratar a la langosta. “El problema este año es que los enjambres del exterior invadieron el suroeste del país, mientras que las lluvias estacionales llegaron antes de lo esperado”, ha aseverado. 

En 2015, EEUU e Irán firmaron un acuerdo que limitaba la capacidad de desarrollo nuclear del país liderado por Hasán Rohaní, a cambio de que Washington retirarse gran parte de sus sanciones económicas. Sin embargo, con la llegada de Donald Trump al poder este acuerdo se convirtió en papel mojado. El actual presidente del gigante norteamericano anunció la retirada de su país del acuerdo y la imposición de nuevas sanciones. Las consecuencias impuestas por el bloqueo influyen también en la plaga de langostas, ya que este país tiene problemas a la hora de importar determinados productos para acabar con la propagación de langostas en su territorio, como se ha mencionado anteriormente.

Dos hombres Samburu que trabajan para un equipo de desastres del condado

Las regiones más amenazadas por este nuevo brote de langostas son las provincias de Hormozgan, Sistan y Baluchestan, Bushehr, Fars, Khuzestan, Khorasan del Sur y Kerman. Estas zonas están caracterizadas por producir trigo, arroz, frutas y frutos secos, incluyendo nueces, pasas y dátiles que se exportan tanto a nivel regional como a destinos en Europa y China, según The New Humanitarian. A pesar de que Irán haya sido uno de los países más castigados por la COVID-19, los equipos que se dedican a reducir el impacto de esta plaga son considerados trabajadores esenciales, por lo que tienen que seguir realizando sus funciones. “Si bien la mayoría de las personas no pueden acceder a las diferentes zonas del país debido a las normas de cuarentena, estamos utilizando canales como Facebook y Twitter para informar a los agricultores sobre la migración de langostas”, explicó un funcionario iraní al medio mencionado anteriormente. 

Miembros del control de plagas en el desierto
¿Qué factores influyen en la propagación de esta plaga? 

Las lluvias torrenciales que se han producido a lo largo del mes de abril han provocado grandes inundaciones en algunos países de la región, aumentando el riesgo de contagio del coronavirus por el difícil acceso a determinados recursos. A esta situación hay que sumar la que es considerada como la invasión de langostas del desierto más grave en décadas, un acontecimiento que amenaza a la producción agrícola de África, Oriente Medio y Asia. “Esta especie, desafortunadamente, no reconoce fronteras ni necesita un visado o un pasaporte. Cuando se desplaza cubre todo el camino.”, explicó Stephen Njoka, director general de la Organización de Control de Langostas del Desierto para el Este de África (DLCO-EA). 

Un enjambre de langostas del desierto

El cambio climático y las lluvias torrenciales crean el escenario perfecto para la aparición de estos insectos, que necesitan lugares con humedad para poder depositar sus huevos y reproducirse. “El año 2019 ha sido muy inusual. Por lo general, la lluvia a mediados de diciembre se detiene, pero hoy vemos que en enero sigue lloviendo lo que ha fomentado este brote. En general, todo el Cuerno de África ha vivido la estación de lluvias más húmeda de los últimos 40 años”, indicó Guleid Artan, director del Centro de Aplicaciones y Predicción Climática (ICPAC) a la agencia de noticias EFE. El Banco Mundial ha alertado de que, si no se controla esta plaga, “el número de langostas del desierto podría aumentar 400 veces para junio”. 

Asimismo, los científicos han demostrado durante los últimos años que el cambio climático es uno de los principales impulsores del actual brote. Desde hace miles de años se han registrado enjambres de langostas del desierto en la región, pero las condiciones meteorológicas actuales y las fuertes lluvias en la península Arábiga provocaron un crecimiento de la vegetación superior a lo normal que creó las condiciones ideales para que las langostas se alimentasen y desarrollasen. 

Langostas del desierto sobre un árbol en Kipsing
Crisis sanitaria versus crisis humanitaria 

La incapacidad de muchos de estos países para hacer frente a la crisis del coronavirus y a la plaga de langostas podría llevar a miles de personas a sufrir hambruna, en una región devastada por la pobreza y que parecía estar recuperándose lentamente de años de sequías e inundaciones. “Dos tercios de nuestra región son de pastoreo, lo que implica que, si los pastos se ven afectados, también se verán amenazados sus medios de vida y su alimento”, ha lamentado el subdirector general de la FAO del Departamento de Agricultura y Protección del Consumidor, Bukar Tijani.

Los efectos de la oleada de langostas que azotó África en 2019 han variado de un país a otro. Por ejemplo, en Somalia, el 55 por ciento de las tierras agrícolas de las zonas afectadas resultaron dañadas, según datos a los que ha tenido acceso el portal web The New Humanitarian. Por su lado, en Etiopía, unas 200.000 hectáreas de tierras de cultivo se vieron afectadas, lo que dejó a un millón de personas en riesgo de inseguridad alimentaria.  “Las langostas amenazan aún más su seguridad alimentaria y su capacidad de acceso a los pastos para el ganado. Esos efectos en el ciclo alimentario podrían amenazar drásticamente los medios de subsistencia y sumir a estas personas aún más en la pobreza”, han advertido desde el Banco Mundial. 

Las langostas del desierto han entrado en Kenya

Estos insectos son capaces de recorrer 150 kilómetros al día y de destruir más de 200 toneladas de vegetación. La plaga de langostas que amenaza a África y Oriente Medio es, según la FAO, la peor infestación en 25 años en Etiopía y Somalia, en 26 años en la India y en 70 años en Kenia. La langosta del desierto (Schistocerca gregaria) se considera la plaga migratoria más destructiva del mundo porque tiene una gran movilidad y puede formar enjambres que contienen millones de langostas, lo que produce efectos devastadores en los cultivos. “Un pequeño enjambre puede estar formado por 80 millones de langostas y puede consumir la misma cantidad de alimentos en un día que 35.000 personas, mientras que un gran enjambre puede consumir hasta 1,8 millones de toneladas métricas de vegetación verde, lo que equivale a alimentos suficientes para alimentar a 81 millones de personas”, han asegurado desde el Banco Mundial. 

En estos momentos, esta amenaza está afectando principalmente a los países del Cuerno de África, Oriente Medio y el sur de Asia y cada uno de ellos está utilizando un método u otro para hacer frente a este problema. Sin embargo, la crisis sanitaria del coronavirus ha provocado demoras en la obtención de plaguicidas y otros suministros necesarios para hacer frente a este problema que ha afectado a más de 23 países, desde Pakistán hasta Tanzania. El actual brote de langostas representa una nueva amenaza para la seguridad alimentaria de la región, especialmente para aquellos agricultores que dependen de sus cosechas para sobrevivir. 

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