Volodimir Zelensky, el símbolo de la resistencia ucraniana
The Economist: “Zelensky lucha por su país, no en nombre de una oscura fantasía imperial”
Antes de convertirse en el héroe indiscutido de Ucrania, Zelensky tuvo un pasado mediático. De ganar el famoso concurso “Bailando con las estrellas” a liderar el Ejército ucraniano contra la invasión rusa, pasando por ser un comediante multimillonario y protagonizar una popular serie de televisión.
El mundo entero ha elogiado su entrega desde que comenzaron los ataques rusos el pasado febrero. Varios países, incluido Estados Unidos, le ofrecieron ayuda para marcharse de Kiev junto a su familia. La respuesta del mandatario siempre ha sido la misma. No va a abandonar el país ya que el amor que siente por su nación es más grande que el miedo a morir en combate.
La “operación militar especial” de Vladímir Putin se ha encontrado con un pueblo que no está dispuesto a rendirse. “Zelensky está luchando como un león y toda Ucrania con él”, asegura Sevgil Musaeva, periodista y editora de Ukrainska Pravda, el sitio de noticias online más importante del país.
Siempre que puede, el dirigente recurre a las cadenas de televisión y a sus redes sociales para no solo dar mensajes de fuerza, sino también de paz. Sabe que es el hombre más buscado por los militares rusos y no se amedrenta por ello. A su vez, demuestra una serie de virtudes fundamentales como el valor de permanecer en primera línea de fuego.
“¡Ucranianos! En todas nuestras ciudades donde el enemigo entró. Sentidlo. ¡Pasen a la ofensiva! ¡Tienen que salir a la calle! ¡Tienen que luchar! […] Hay que salir y expulsar este mal de nuestras ciudades. Para evitar la creación de nuevas DPR y LPR donde la vida normal es simplemente imposible. Sólo la esclavitud. Sólo de rodillas”, insta el presidente.
La vida de Zelensky siempre ha girado en torno a la interpretación y los focos. Nació en Kryvyi Rih, al sur de Ucrania, y creció como hablante nativo ruso, pero adquirió fluidez tanto en ucraniano como inglés. Se graduó de derecho en la Universidad Económica Nacional de Kiev en el año 2000, pero sus intereses iban en una dirección muy diferente.
Fue actor, intérprete, guionista y productor del grupo de actuación Kvartal 95. Grupo con el que apareció en las finales televisadas de KVN, un popular concurso de comedia improvisada transmitido en toda la Comunidad de Estados Independientes. Gracias a esa participación se convirtieron en colaboradores habituales del programa y aparecieron en el mismo hasta 2003.
Cofundador de Studio Kvartal 95 (una de las productoras de entretenimiento más exitosas de Ucrania) y director ejecutivo del canal Inter TV, ha recibido más de 30 Premios Nacionales de Televisión de Ucrania “Teletriumph”. En 2012, dejó los mandos de Inter TV y concluyó un acuerdo de producción conjunta con la cadena 1+1, propiedad del oligarca Igor Kolomoisky.
Esta relación le trajo problemas cuando declaró su intención de entrar en la política. Tras ganar las elecciones, los críticos sembraron el temor de que su mandato podría estar influido por la sombra del multimillonario. Desde el comienzo de las hostilidades en Donbás, Zelensky y su productora prestaron apoyo a las Fuerzas Armadas con fondos y equipos, y organizaron espectáculos en diferentes unidades militares.
La carrera política del mandatario comenzó casi de forma cómica. El público le conocía por su papel protagonista en “Servidor del Pueblo”, una serie satírica de televisión en la que dio vida a Vasyl Petrovych Holoborodko. El personaje es un maestro de escuela que se convierte accidentalmente en presidente de Ucrania después de que varios estudiantes publicaran en redes sociales sus discursos de anticorrupción.
La producción se estrenó en 2015 y sus 51 episodios fueron todo un éxito. En ella se denunciaban, medio en broma medio en serio, los principales problemas de un país lleno de oscuros políticos y empresarios. Además, daba esperanzas a una nación resignada y acostumbrada a que los líderes velaran más por sus intereses propios que por los de los ciudadanos.
Asimismo, la difusión de la serie fue más allá de las fronteras ucranianas y los canales TNT y Belarus-1, de Rusia y Bielorrusia, respectivamente, la incluyeron en su programación. Los dirigentes de Moscú y Kiev acercaron posturas y el Kremlin aceptó emitir el programa que había lanzado a la fama al presidente del país vecino.
Hay un momento en el que Holoborodko debe elegir un reloj de lujo. Un hombre trajeado le enumera todas las marcas disponibles hasta detenerse en una en concreto: Hublot. Entonces le dice al dirigente que Putin tiene uno de esos relojes. En la jerga callejera rusa, la palabra hublot suena parecida a una que puede traducirse como “capullo”. Este fue el primer y último episodio retransmitido en Rusia.
La sociedad se está haciendo eco de escenas que, por irónico que parezca, vaticinaban un futuro no muy lejano. Zelensky ha implorado el ingreso de Ucrania en la Unión Europea desde el minuto uno, lo que se contrapone a la realidad vivida por su personaje. En la ficción, la canciller alemana, Angela Merkel, le comunica la admisión de su país en la organización internacional.
En otra escena, es testigo de una acalorada pelea entre algunos miembros del Parlamento ucraniano y decide detener dicha discusión con la frase de “¡Putin ha sido derribado!”. Lo que entonces se veía como un chiste ahora se ha convertido en el deseo de millones de personas.
En marzo de 2018, los productores de la serie crearon un partido político con el mismo nombre. Zelensky se presentó como candidato en la carrera por la presidencia y se perfiló como el favorito en casi todas las apuestas. Su dominio del ruso le ayudó a conseguir el apoyo de los ruso hablantes del este.
El discurso electoral se centró fundamentalmente en mostrar lo que le diferenciaba de los otros candidatos, especialmente del que era el alto cargo de Ucrania en aquel momento, Petro Poroshenko. No organizó mítines oficiales ni discursos políticos. Y su principal vía de comunicación eran las redes sociales.
Cuando le preguntaron antes de su elección en qué se diferenciaba de sus rivales, Zelensky se señaló el rostro y dijo: “Esta es una cara nueva. Nunca he estado en política. No he engañado a la gente. Se identifican conmigo porque soy abierto […]. Si soy inexperto en algo, soy inexperto. Si no sé algo, lo admito honestamente”.
Triunfó de forma aplastante en abril de 2019 al obtener el 73% de los votos, frente al 25,5% de Poroshenko. La participación en esos comicios llegó al 62,06% de los más de 30 millones de ucranianos. El presidente saliente felicitó a su sucesor y celebró el desarrollo de unas elecciones libres y democráticas.
El mandatario tomaba el relevo en un país sumido en la inestabilidad y sus desafíos no fueron pocos. En el momento en el que juró su cargo como sexto presidente de Ucrania, heredó un conflicto estancado entre el Ejército y los separatistas de la región del Donbás. El enfrentamiento se cobró la vida de unas 13.000 personas y paralizó varios sectores clave en la economía.
La dirección que tomó el país con el mandato del líder saliente aumentó las tensiones con el Kremlin. Putin firmó en 2014 un tratado internacional que recogía la anexión de la península de Crimea y Sebastopol a la Federación Rusa. Recuperar el territorio perdido fue otro de los grandes retos que el exactor estaba dispuesto a asumir.
Miles de simpatizantes vieron en su voz el elemento clave para romper con el sistema político vigente. Consiguió acabar con la inmunidad parlamentaria gracias a la aprobación de una enmienda constitucional destinada a luchar contra la corrupción. De los 450 diputados que componen la Rada Suprema (única cámara del poder legislativo de Ucrania), 373 votaron a favor.
La aprobación de esta enmienda constitucional supuso la eliminación del artículo 80 de la Constitución ucraniana. A partir de ese momento, los diputados podían ser detenidos, arrestados o sometidos a persecución judicial sin la aprobación de la Cámara. El 90% de los ciudadanos respaldó la eliminación de dicho privilegio.
Esta medida se suma a la breve lista de promesas cumplidas, entre las que destaca la fijación de un precio máximo del gas para los consumidores domésticos. El gabinete del Servidor del Pueblo ha conseguido también la creación de la Oficina de Seguridad Económica, la firma de un decreto de premios y becas para estudiantes talentosos o la ley de reforma del Servicio de Seguridad de Ucrania.
Sus deseos de digitalizar el trabajo del Gobierno ucraniano se materializaron con el lanzamiento de Diia, una aplicación móvil que sirve como canal de comunicación electrónica entre las instituciones y los ciudadanos del país. El foco se centraba en llevar al país hacia una democracia en línea y, en definitiva, hacia un mayor Estado de derecho.
El núcleo de la campaña electoral de Zelensky lo constituyeron su voluntad de instaurar la paz en la zona oriental y recuperar la integridad ucraniana. También se comprometió a que, cuando terminase el mandado, el país iba a reunir las condiciones suficientes para adherirse a la Unión Europea y a la OTAN. En el caso de la UE, los avances conseguidos, hasta el estallido de la guerra, eran escasos.
“Queremos desbloquear el proceso de paz en Donbás cuanto antes, recuperar Crimea, lograr la adhesión a la UE en los próximos años y conseguir una perspectiva muy clara de la OTAN, un calendario muy concreto. Y queremos conseguirlo en 2022”, aseguró el presidente el pasado diciembre. Los planes ahora son muy diferentes, pero parece que la contienda ha colocado a Ucrania un paso más cerca de sus anhelos internacionales.
Expertos y periodistas señalaron que se ignoró por completo el tema relativo a la resolución del conflicto armado en Donetsk y Lugansk. La falta de consecución de los propósitos tuvo como consecuencia la pérdida de confianza por parte de los ucranianos. Una encuesta realizada el año pasado muestra que, si se hubiesen celebrado elecciones el enero de 2021, Zelensky habría recibido únicamente el 13,4% de los votos.
“Zelensky es todo lo que Putin no es. Es joven y carismático. Ha sido acogido por su propio pueblo y por el mundo. Y lucha por su país no en nombre de una oscura fantasía imperial, sino por la convicción de que Ucrania es soberana e independiente”, añade The Economist.
El estilo de presentación política ucraniana es la antítesis de Rusia. Zelensky no se ve a sí mismo como alguien moralmente superior a los gobernados. Putin, por el contrario, sigue una tendencia al autoritarismo sin igual. Si Kiev consigue poner fin a la ofensiva militar, va a adquirir un nuevo papel protagonista en Europa.
Los ataques rusos tienen como finalidad la desnazificación de un país en el que su presidente (judío) perdió a la mayoría de su familia en el Holocausto. La idea de liberación del territorio ucraniano del Kremlin pasa por bombardear ciudades enteras (hospitales y orfanatos incluidos), sitiar a la población y provocar la muerte de gente inocente.
El presidente de Ucrania no duda en mostrar la realidad del conflicto y actualizar sobre los nuevos pasos dados por el enemigo. Las conversaciones con los líderes de otros países no cesan, tal y como lo hace saber a través de su cuenta de Twitter. Pero es consciente de que el intercambio de palabras no es suficiente y que Occidente debe ir más allá.
Por su parte, Olena Zelenska, primera dama de Ucrania, está siguiendo los mismos pasos reivindicativos de su marido. Desde que comenzó la guerra, no ha dejado de publicar contenidos en los que muestra los horrores de la invasión rusa y anima a las mujeres a luchar. Olena se dirigió a toda la sociedad con una carta abierta como respuesta a la cantidad de medios que han intentado contactar con ella.
En esa carta, reprocha al Kremlin y a su propaganda los intentos de maquillar el asesinato de civiles como una “operación especial”. “Muchas personas, incluidas las personas mayores, las que sufren enfermedades graves y quienes tienen discapacidad, se han visto aisladas de forma debilitante y han terminado lejos de sus familias. La guerra contra esta gente inocente es un doble crimen”.
La primera dama siempre ha luchado por los derechos de los niños. Para ella, sin duda, lo más aterrador son las bajas infantiles. Se suma a la petición de cerrar el espacio aéreo de Ucrania para que se ponga fin a los bombardeos rusos. Esto permitiría la creación de más corredores humanitarios y favorecería al Ejército de Kiev.
Putin “subestimó nuestro país, nuestra gente y su patriotismo. Los ucranianos, independientemente de sus opiniones políticas, lengua materna, creencias y nacionalidades, se encuentran en una unidad sin igual […] Ucrania quiere paz. Pero Ucrania defenderá sus fronteras. Defiende su identidad. Estos nunca cederán”.
