A pesar de los limitados avances, los dirigentes africanos se han comprometido a redoblar su esfuerzo conjunto para erradicar las principales amenazas continentales: conflictos, terrorismo yihadista y crimen organizado

«Silenciar las armas» en África: un desafío tan urgente como complejo

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Unión Africana, compromiso con la paz continental 

Hasta ahora, los avances han sido muy limitados, pero la Unión Africana mantiene su objetivo de alcanzar la paz continental en los años venideros. En 2013, en el marco de la promulgación de la Agenda 20631, los líderes africanos se comprometieron a «no legar la carga de los conflictos a la próxima generación de africanos y a poner fin a todas las guerras para el año 2020»: un requisito vital para conseguir una «África segura y pacífica»–la cuarta aspiración de futuro recogida en la Agenda– como sustrato esencial del desarrollo político, social y económico de un continente que «pretende convertirse en un actor dominante en la escena mundial». Bajo el lema «Silenciar las armas en 2020», la organización regional africana adoptó una «hoja de ruta»2 que –desde la premisa de que la paz, la seguridad y el desarrollo socio-económico debían ser perseguidos de forma simultánea– se sustentaba en el principio de que «África debía asumir su total responsabilidad sobre su destino». Han transcurridos siete años y, a pesar del esfuerzo colectivo en algunos ámbitos, los dividendos para la paz no han sido muy significativos en el continente africano.  
 
(Anexo I: Declaración solemne 50 Aniversario Unión Africana/ Addis Abeba, junio 2013) 
 
En la actualidad, el panorama africano de seguridad sigue siendo alarmante, constituye un desafío para la estabilidad nacional, regional y continental, y su repercusión se extiende más allá de sus fronteras. Pero es innegable que también se han registrado mejoras en términos de resolución de conflictos enquistados en algunos países, para los que la mediación de la Unión Africana ha sido, si no exclusiva, sí muy significativa; y también una muestra clara del compromiso e implicación crecientes de los países africanos en hacer cierta su intención de buscar «soluciones africanas a problemas africanos». En Sudán3, una masiva y pacífica revolución social puso fin al régimen autoritario y sanguinario de Al Bashir en abril de 2019; y, pocos meses después, se instituyó un gobierno de transición cívico-militar –en gran medida, gracias a la presión de la Unión Africana– que avanza hacia la instauración de la democracia. Al tiempo, las nuevas autoridades intentan sellar la paz en las regiones de Darfur, Kordofán Sur y Nilo Azul, donde los grupos rebeldes aún amenazan un futuro estable para el país. También apremiado por los países africanos, Sudán del Sur4 inauguró, el 22 de febrero, un nuevo periodo de cohabitación de los dos principales líderes nacionales, Salva Kiir y Rieck Machar: un nuevo gobierno de unidad “minado” por el riesgo y la incertidumbre, aunque única opción viable para cerrar siete años de conflictos. Por último, el acuerdo de paz en la República Centroafricana –auspiciado por la Unión Africana– cumple su primer año, la administración estatal se extiende lentamente por todo el país y la violencia ha decrecido de forma ostensible.

Sin embargo, todos estos escenarios seguirán amenazados por la ingente cantidad de armas que transita fuera del control estatal, y cuya eliminación debe centrar los esfuerzos de los respectivos gobiernos para garantizar una paz duradera. A pesar de estos destacados avances, no queda espacio para la complacencia en África, donde la violencia sigue siendo el principal lastre para la supervivencia, la convivencia pacífica y el futuro de los africanos. En la actualidad, este continente es la zona más inestable del mundo, la que enfrenta los mayores riesgos para la seguridad y la que aglutina los países más frágiles y vulnerables, en los que la gobernanza estatal no alcanza a todo su territorio de soberanía. Unos parámetros que han incrementado los niveles de pobreza, el sentimiento de desarraigo y la frustración social; y que han generado el caldo de cultivo perfecto para que proliferen el conflicto interestatal, el extremismo salafista y el omnipresente crimen organizado.

Estas amenazas conforman hoy el triángulo más pernicioso y destructivo que, con su epicentro más dañino en Libia y en el Sahel, se retroalimenta y extiende cada vez más por la geografía africana. Tan solo una acción decidida, coordinada y temporalmente extensa de la Unión Africana (UA)–junto con la cooperación de otras organizaciones regionales e internacionales– pondrá freno a esta preocupante deriva pues, como señalaba el Comisario de Paz y Seguridad de la UA, Smail Chargui, en noviembre de 2019, «los esfuerzos encaminados a restablecer la autoridad del Estado y su capacidad para desempeñar sus funciones básicas, crear confianza en un nuevo orden político y estructuras de gobierno, reparar el tejido social desgarrado por el conflicto violento y abordar las causas profundas del conflicto, a fin de evitar la recaída, no sólo son complejos sino que son procesos a muy largo plazo»5. Ante este descomunal desafío, y con la pretensión de erradicar las razones primigenias de tanta conflictividad, los 54 países miembros de la Unión Africana han renovado su compromiso común para –como medida más urgente– frenar la violencia, y reforzar su cooperación para fomentar la buena gobernanza y el desarrollo económico y social en todo el continente.

Durante su 33ª Cumbre celebrada en Addis Abeba (Etiopía) los días 9 y 10 de febrero, la Unión Africana acordó dedicar este 2020 a «Silenciar las armas: crear las condiciones propicias para el desarrollo de África». Con más cautela sobre la pacificación del continente en un plazo temporal determinado, los dirigentes africanos han determinado que, por sí solas, las medidas restringidas a eliminar los síntomas del conflicto no serán suficientes para aplacar las crisis más violentas y mortíferas del continente, pues todo esfuerzo resultará baldío si no se da respuesta a las necesidades vitales de los africanos. «Nos enfrentamos al reto de ser más creativos y de aplicar soluciones innovadoras a los conflictos –subrayó el representante especial de la UA para esta iniciativa, Ramtane Lamamra–. Desde esta perspectiva, nuestro objetivo principal debería ser garantizar la unidad nacional, el funcionamiento de las instituciones estatales y la soberanía de nuestros poblaciones (…) El noble objetivo de silenciar las armas y poner fin a las guerras en el continente es alcanzable»6. De lo contrario, y si no se emprenden medidas drásticas para revertir la situación actual, la conflictividad y la violencia seguirán marcando –aún a largo plazo– el devenir de millones de africanos.

Principales frentes para la acción

Hasta la fecha, la Unión Africana se ha dotado de distintas e importantes herramientas para mediar en la resolución de los conflictos que asolan el continente, en especial a través de la implementación de la Arquitectura Africana de Paz y Seguridad (APSA, por sus siglas en inglés), tal y como se articuló en el Protocolo Relativo al Establecimiento del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana en 2002. Desde entonces, esta organización regional ha centrado todos sus esfuerzos en expandir una agenda integral para avanzar hacia la paz y la seguridad continental a través de la prevención de conflictos, la alerta temprana y la democracia preventiva, la construcción de la paz y la promoción de la democracia; así como –en contadas ocasiones, y con resultados muy limitados– con la intervención militar directa en tareas de pacificación y de protección de la población más vulnerable.

Sin duda, es necesario reforzar todas estas medidas preventivas y coercitivas como condición primaria para detener los conflictos, para encontrar “soluciones africanas a problemas africanos”; pero los dividendos de la paz serán efímeros si no se afrontan las razones más profundas que subyacen en la violencia endémica que inunda gran parte del continente africano. Una responsabilidad que atañe directamente a los Estados soberanos, aunque esto no es óbice para que la Unión Africana ejerza una presión más contundente sobre los dirigentes nacionales con el objetivo común de silenciar las armas.

La sociedad africana: eje central para la paz

Detrás de cualquier demostración de fuerza en África subyace una lucha espuria por el poder –ya sea político, económico e, incluso, ideológico– y, en gran medida, por el control de los recursos. Lamentablemente, el conflicto también se ha convertido en una válvula de escape para muchos africanos que –hastiados del abandono estatal, de la omnipresente corrupción, la prevalencia absoluta de la impunidad– se ahogan en una enorme frustración y abrazan la insurgencia armada y el extremismo yihadista7 para reivindicar a los gobiernos nacionales sus derechos más básicos. Una realidad con que tiene especial incidencia en la juventud, que hoy representa el 60% de la población total africana (1.200 millones). En África, millones de jóvenes se enfrentan –con unos bajos niveles educativos– a una falta total de expectativas vitales y a unas tasas de desempleo extremas; además, aquellos que consiguen incorporarse al mercado laboral, lo hacen en condiciones muy precarias cuando no ilícitas.

Como consecuencia tangible de este drama social, la juventud se ha convertido en el grupo social más vulnerable al reclutamiento por parte de grupos armados. Por ello, los jóvenes africanos tienen que convertirse en el punto focal de cualquier iniciativa dirigida a frenar la violencia, pero también –por la gran fuerza productiva que representan– en el verdadero motor del desarrollo económico y social de África. Para revertir el desarraigo y la desesperación de gran parte de la juventud africana, es necesario que los Estados –impulsados por la Unión Africana y todas las Comunidades Económicas Regionales(REC, por sus sigla en inglés)– afronten reformas estructurales del sector económico e industrial para incentivar la creación de empleo; garanticen un mayor acceso a la enseñanza en todos los niveles educativos como mejor garante de futuro; y promuevan la participación y el empoderamiento de toda la sociedad civil –en especial, los jóvenes y las mujeres– en el proyecto político y en la consolidación de regímenes democráticos. En este ámbito, cobra especial transcendencia reforzar el papel de la mujer en la promoción de la paz y la estabilidad en África, y que «no sea excluida de los procesos de paz ni de la instauración de la gobernanza tras el conflicto»9, porque en la mayoría de los casos es –junto a la infancia– su principal víctima. 
 
El libre comercio y su repercusión en la paz africana

Con el objetivo de generar un extenso mercado laboral como base del progreso africano, además de las necesarias reformas en el ámbito estatal, cobra especial interés la puesta en marcha y el desarrollo del Tratado de Libre Comercio de África (AfCFTA, por sus siglas en inglés), aprobado en 2019 y cuya entrada en vigor está prevista para el próximo 1 de julio. Durante la 33º Cumbre de la UA, la implementación temprana de la zona de libre comercio fue un tema central de debate, pero también de controversia entre los dirigentes africanos, pues algunos mostraron su reticencia a eliminar los aranceles aduaneros de manera inminente. No obstante, todos han coincidido en que este acuerdo económico y comercial es una vía idónea para contribuir a erradicar los conflictos y silenciar las armas, pues permitirá a los países africanos concentrarse en el desarrollo económico como base para una paz duradera y estable. Entre otras ventajas, la regulación de unas políticas comunes que regulen el libre comercio en todo el continente generará mayor estabilidad financiera, fomentará la lucha contra la corrupción y los tráficos ilícitos, y creará un entorno propicio para la inversión externa.   

A medio plazo, este nuevo escenario de libre comercio aumentará las oportunidades de empleo para millones de africanos; y, como consecuencia, brindará alternativas para aquellos que hoy se unen a la violencia armada o arriesgan su vida para buscar una vida mejor fuera del continente. «Con el funcionamiento y los beneficios tangibles del AfCFTA –señala Albert Muchanga, comisario de la UA para el Comercio y la Industria–, África podrá crear las condiciones para poner fin a la pobreza y el desempleo. La pobreza y el desempleo generan tensiones sociales y políticas, que si no se atienden pueden transformarse en conflictos (…) El libre comercio anima a las personas y las naciones a vivir en paz con los demás»10: una reflexión certera que, en gran medida, también cimentó los orígenes de la construcción de la paz y la estabilidad de nuestra Unión Europea. 
 
Naciones Unidas – Unión Africana: consensuar una mayor cooperación

En 2002, tras reemplazar a la Unión de Estados Africanos, la Unión Africana (UA) dio un paso decidido al frente para asumir una mayor responsabilidad colectiva por la paz y la estabilidad en África. Desde entonces, y en coordinación con Naciones Unidas (ver Anexo II), su implicación directa en el terreno a través de distintas misiones y operaciones militares ha sido muy significativa, aunque sus limitadas capacidades financieras y operativas hayan condicionado su eficacia e, incluso, determinado su relevo temprano por fuerzas de Naciones Unidas (ONU), como ocurrió con las misiones lideradas por África en Mali y en la República Centroafricana11, ambas desplegadas en 2013.

En la actualidad, despliegan la Operación Híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur12 (UNAMID, por sus siglas en inglés) –que, en 2007, se convirtió en la primera misión conjunta UA-ONU–; y la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM, por sus siglas en inglés): la única operación militar netamente africana que, desde 2007, se enfrenta al grupo yihadista Al Shabaab para incrementar la seguridad de la población y permitir la proyección del nuevo gobierno de Somalia en todo el territorio de soberanía. En todos estos escenarios, los contingentes africanos se han enfrentado a situaciones complejas y violentas que han provocado miles de bajas entre sus filas.

Un esfuerzo ímprobo que cuenta con el reconocimiento unánime en el seno de Naciones Unidas, pero no con la necesidad de asegurar los recursos financieros para que los países africanos puedan incrementar sus despliegues para proteger a la población y participar en la resolución de los conflictos: «Es imperativo –señalaba el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, antes del inicio de la 33º Cumbre– que la comunidad internacional apoye las operaciones de paz y de lucha contra el terrorismo en África que estén respaldadas por mandatos del Consejo de Seguridad de la ONU bajo el capítulo VII, y sobre todo que les garantice la financiación adecuada con contribuciones obligatorias»13. En abril de 2017, con la firma del Marco Conjunto para el fortalecimiento de la asociación para la paz y la seguridad14, Naciones Unidas y la Unión Africana establecieron un enfoque común más sistemático e integral en el ámbito de las operaciones.

Sin embargo, poco se ha avanzado en consensuar la cofinanciación de las misiones de la Unión Africana que –además de garantizar su viabilidad, despliegue rápido y sostenimiento– permitiría dar «respuesta a crisis continentales que quedan fuera del ámbito del mantenimiento de la paz tradicional de las Naciones Unidas, sobre todo cuando estas misiones exijan participar en operaciones ofensivas y sean capaces de hacerlo»15. En la actualidad, las negociaciones están en punto muerto, pero es urgente que ambas organizaciones internacionales sienten las bases para una cooperación permanente y previsible en las operaciones de paz lideradas por la Unión Africana: un compromiso imprescindible para lograr el «silencio de las armas» en el continente africano.

Principales focos de violencia

Conflicto, yihadismo y criminalidad conforman una espiral de violencia en África que se retroalimenta y que, lejos de aminorar, se ha incrementado de forma alarmante en los últimos años. En la actualidad, hay 21 conflictos armados latentes en todo el continente16 (frente a los seis registrados en 2005), a los que se une «el carácter transfronterizo de la delincuencia transnacional organizada y el terrorismo, así como la existencia de fronteras porosas y espacios sin gobierno en algunos de los Estados miembros de la Unión Africana, que además tienen escasa capacidad institucional para combatir eficazmente esos flagelos», como señala el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana17.

Sin embargo, la implicación de este máximo órgano político africano ha sido muy dispar – como apuntábamos anteriormente–en los principales focos de violencia en el continente, que representan hoy el mayor desafío para la paz. En Libia, los enfrentamientos entre las milicias que apoyan al Gobierno de Acuerdo Nacional –con base en Trípoli y respaldado por Naciones Unidas – y las fuerzas del general Haftar, hombre fuerte del gobierno disidente de Tobruck, mantienen al país en el más absoluto caos. Hasta el momento, la UA ha estado excluida por la comunidad internacional de las distintas negociaciones de paz, aunque en la 33ª cumbre de Etiopía ha acordado reunirse el próximo mes de mayo en Sudáfrica para impulsar una mayor implicación en la resolución de este conflicto18.  

Tampoco los líderes africanos –esta vez por discrepancias en el seno del Consejo de Paz y Seguridad de la UA– han mediado de forma conjunta en el grave conflicto en las regiones de mayoría anglófona de Camerún, que desde 2017 ha registrado más de 3.000 muertos y medio millón de desplazamientos internos y refugiados19. Por su parte, en la República Democrática del Congo aún persisten los enfrentamientos entre los grupos rebeldes y el ejército nacional en las regiones orientales de Kivu e Ituri: un conflicto en el que la misión de Naciones Unidas MONUSCO20 –frente a la inacción de la UA– protagoniza (desde 2010) la respuesta militar internacional para pacificar definitivamente el país. 
 
La expansión del yihadismo21

En el Sahel Occidental, la revuelta tuareg en el norte de Mali en 2012 provocó la eclosión de los grupos yihadistas que, desde entonces, se ha proyectado a los países limítrofes hasta convertir la región fronteriza entre Mali, Níger y Burkina Faso en la zona del mundo donde más rápidamente se ha propagado la violencia extremista –por parte de milicias leales de Al Qaeda y Daesh22–, a pesar de la ingente cooperación militar internacional y africana23 que despliega en la región. Como señala el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo en su Anuario 2019, con un número de víctimas mortales superior a 3 000, «la situación en el Sahel se ha visto notablemente agravada, con más del doble de atentados que los registrados en 2018»24. Además, el entramado yihadista ha exacerbado los enfrentamientos tribales en su propio beneficio, al tiempo que amenaza con extenderse hacia los países del Golfo de Guinea. 
 
(Anexo III: Grupos militantes islamistas activos en África) 
 
Por su parte, la región del Lago Chad –que limita con Nigeria, Chad y Níger– y el noreste de Nigeria siguen siendo objetivo de los ataques de milicias yihadistas leales a Daesh25 –las más sanguinarias de África–, que ahora se expanden con más intensidad hacia Camerún. Una situación que la Fuerza Multinacional Conjunta (Nigeria, Chad, Camerún, Níger y Benín)26– con más de 7 000 militares y respaldada por la UA– no ha conseguido revertir. Por último, en Somalia, el grupo extremista Al Shabaab –filial de Al Qaeda, y más diezmado que en tiempos pretéritos– mantiene su capacidad ofensiva y representa aún la mayor amenaza contra la población y el gobierno de Mogadiscio. Todo ello en un contexto de rivalidad entre el poder central y los estados federales, y salpicado por los enfrentamientos remanentes entre las milicias de los clanes somalíes. Desde 2007, la misión de la Unión Africana AMISOM27 lidera la lucha contra los extremistas salafistas, con el apoyo determinante de los Estados Unidos y su intensa campaña de ataques aéreos selectivos con drones a los principales enclaves yihadistas. 
 
Crimen organizado: la amenaza más difusa

Y como factor que envuelve, agrava y fomenta la conflictividad, África se ha convertido en un gran referente mundial del crimen organizado: una amalgama de tráficos ilícitos que atraviesan sin control las fronteras nacionales, se propagan en situaciones de conflicto e inestabilidad y –en el peor de los casos– se toleran desde instituciones estatales débiles y corruptas. Y de este perverso escenario se benefician delincuentes, insurgentes armados y grupos yihadistas, para los que el crimen organizado se ha convertido en su principal fuente de financiación. Según el Índice de Criminalidad Organizada África 2019 (programa ENACT)28, la trata de seres humanos registra el mayor índice en el mercado criminal africano; pero el tráfico ilícito de armas afecta a más países, multiplica en mayor grado la conflictividad y alimenta a otras actividades criminales, hasta convertirse en el principal desafío para erradicar la violencia en África: «Para silenciar eficazmente las armas –refirió el director de la Comisión Económica de la ONU para África, Vera Songwe, el pasado 6 de febrero en Addis Abeba–, los países africanos tendrán que asegurarse de que todas las importaciones continentales de armas sean coherentes con la práctica internacional, y de que los sistemas de gobernanza en torno a su circulación sean transparentes»29.

Conclusión: determinación y capacidad para «Silenciar las armas»

La 33ª Cumbre de la Unión Africana ha sido el escenario para que los líderes africanos se vuelvan a comprometer con la consecución de la paz en todo el continente. Hace ya siete años que consensuaron la iniciativa de «silenciar las armas», y los avances han sido muy limitados. No obstante, ahora se abre una nueva oportunidad para alcanzar la meta: acabar con la violencia, mejorar la gobernanza y lograr un mayor nivel de desarrollo para todos los africanos. En la «hoja de ruta», es necesario contemplar la plena aplicación de la Arquitectura de Paz y Seguridad de África, abordar las causas profundas de la conflictividad, y –desde un enfoque integral y multidimensional– hacer frente a los acuciantes conflictos de África, al creciente terrorismo yihadista, a la delincuencia organizada transnacional y, por último, a los efectos del cambio climático, que ya se ha convertido en un multiplicador de los enfrentamientos armados. Todo ello será inviable si la Unión Africana no cuenta con la máxima cooperación internacional que, liderada por Naciones Unidas, supla sus enormes carencias operativas y financieras. Como subraya la premio Nobel de la Paz de 2011, Leymah Gbowee: «Necesitamos reformular nuestra noción de paz. La paz no es la ausencia de guerra; es la plena expresión de la dignidad humana. La paz es un entorno en el que se pueden satisfacer las necesidades humanas. Significa educación para nuestros hijos, sistemas de salud que funcionen, un sistema de justicia ecuánime e imparcial, comida en la mesa de cada hogar, una comunidad de mujeres capacitadas, reconocidas y apreciadas; y mucho más».30 Un desafío tan urgente como complejo, que solo será posible –aún a largo plazo– si la Unión Africana demuestra su determinación y refuerza su capacidad para enfrentarlo.  

Jesús Díez Alcalde* Coronel. Analista

*NOTA: Las ideas contenidas en los Documentos de Análisis son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa.

Bibliografía

1-La Agenda 2063, aprobada por la Unión Africana en 2013 durante la celebración de su 50 aniversario en Addis Abeba (Etiopía), es un proyecto y plan maestro de África para transformar al continente en una potencia mundial en cinco décadas. En la actualidad, es el marco estratégico del continente que prioriza –entre otros aspectos– el desarrollo social y económico inclusivo, la integración continental y regional, la gobernanza democrática, la paz y la seguridad con el objetivo de convertir a África en un actor dominante en la escena mundial. Los principales programas de la Agenda contemplan la necesidad de realizar profundas transformaciones estructurales, reducir el número de conflictos, fomentar el crecimiento económico y el progreso social, alcanzar la igualdad de género y empoderar a la juventud, entre otros. Agenda 2063. The African we want. African Union Comission, 2013. Disponible en https://www.un.org/en/africa/osaa/pdf/au/agenda2063.pdf. Fecha de consulta: 11/03/20. 

2-African Union Master Roadmap of practical steps to silence the guns in Africa by year 2020. African Union Peace and Security Council, 2016. Disponible en https://au.int/en/documents/20200204/african-unionmaster-roadmap-practical-steps-silence-guns-africa-year-2020-lusaka. Fecha de consulta: 11/03/20.

3-Díez Alcalde, J. Los tres frentes del nuevo Sudán. Esglobal, 31/01/20. Disponible en https://www.esglobal.org/los-tres-frentes-del-nuevo-sudan/. Fecha de consulta: 11/03/20. 

4-Díez Alcalde, J. Sudán del Sur: la paz ausente. Revista Española de Defensa Núm. 368, enero 2020. Disponible en https://publicaciones.defensa.gob.es/revista-espanola-de-defensa-368-revistas-pdf.html- Fecha de consulta: 11/03/20

5-Statement made by His Excellency Ambassador Smail Chergui, Commissioner Peace and Security, at the Peacebuilding Workshop. African Union, 12/11/19. Disponible en https://au.int/en/speeches/20191112/peace-and-security-peacebuilding-workshop-tuesday-12-november2019. Fecha de consulta: 11/03/20.

6-African Union Strives to ensure a Conflict-Free Africa in line with the theme on “Silencing the Guns: Creating Conducive Conditions for Africa’s Development”. African Union, 10/02/20. Disponible en https://au.int/en/pressreleases/20200210/african-union-strives-ensure-conflict-free-africa-line-themesilencing-guns. Fecha de consulta: 11/03/20.

7-Obonyo, R. African youth and the growth of violent extremism. African Renewal, December 2019 - March 2020. «Si los gobiernos y las organizaciones se toman en serio la lucha contra el extremismo violento, no deben olvidar la principal razón por la que los jóvenes se unen a los grupos extremistas violentos, a saber, la falta de oportunidades y la búsqueda de un sentido de pertenencia, autoestima y significado»: Cita de Khalifa (Kano/Nigeria) incluida en el artículo. Disponible en https://www.un.org/africarenewal/magazine/december-2019-march-2020/african-youth-and-growthviolent-extremism. Fecha de consulta: 11/03/20.

8-Las Comunidades Económicas Regionales (REC) de África incluyen ocho órganos subregionales que son los componentes básicos de la Comunidad Económica Africana (Tratado de Abuja, 1991). Estos son (siglas en inglés): Unión del Magreb Árabe (UMA/UMA), Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), Comunidad del África Oriental (CAO), Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC), Mercado Común del África Oriental y Meridional (COMESA), Comunidad Económica de los Estados del África Central (CEEAC),  Comunidad de Estados Sahelo-Saharianos (CENSAD). Vínculos a cada una de las organizaciones en https://www.un.org/en/africa/osaa/peace/recs.shtml. Fecha de consulta: 11/03/20.

9-Secretary-General's remarks at the 33rd African Union Summit. UN, 09/02/20. Disponible en https://www.un.org/sg/en/content/sg/statement/2020-02-09/secretary-generals-remarks-the-33rd-africanunion-summit. Fecha de consulta: 11/03/20.

10-AU urges leveraging continental free trade area towards silencing guns in Africa. The Herald, 08/02/20. Disponible en https://www.herald.co.zw/au-urges-leveraging-continental-free-trade-area-towardssilencing-guns-in-africa/. Fecha de consulta: 11/03/20.

11-La misión AFISMA (African-led International Support Mission in Mali), por sus siglas en inglés, desplegó en Mali –antes de lo previsto, tras la ofensiva yihadista desde el norte del país en enero de 2013– durante seis meses. En julio de 2013, fue relevada por la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA, por sus siglas en inglés). AFISMA Transfers its Authority to MINUSMA. UA, 01/07/13. Disponible en https://www.peaceau.org/en/article/afisma-transfers-its-authorityto-minusma. Por su parte, la misión MISCA (African-led International Support Mission in Central Africa) desplegó desde diciembre de 2013 hasta septiembre de 2014, cuando fue relevada por la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA, por sus siglas en inglés). MISCA Establishment. UA, 01/09/14. Disponible en http://misca.peaceau.org/en/page/110-about-misca. Fecha de consulta: 11/03/20.

12-UNAMID. Página web oficial: https://peacekeeping.un.org/es/mission/unamid  

13-La comunidad internacional debe reconocer la necesidad de las operaciones de paz y de combate al terrorismo en África. ONU, 08/02/20. Disponible en https://news.un.org/es/story/2020/02/1469312. Fecha de consulta: 11/03/20.  

14-Joint UN-AU Framework for Enhanced Partnership in Peace and Security. AU/UN, 19/07/17. Disponible en https://unoau.unmissions.org/sites/default/files/signed_joint_framework.pdf. Fecha de consulta: 11/03/20.

15-The Price of Peace: Securing UN Financing for AU Peace Operations. International Crisis Group, 31/01/20. Disponible en https://www.crisisgroup.org/africa/286-price-peace-securing-un-financing-aupeace-operations. Fecha de consulta: 11/03/20.

16-ECA’s Vera Songwe issues clarion call for urgent action to silence the guns in Africa. Comisión Económica de la ONU para África, 06/02/20. Disponible en https://www.uneca.org/stories/eca%E2%80%99s-vera-songwe-issues-clarion-call-urgent-action-silenceguns-africa. Fecha de consulta: 11/03/20.

17-Communique of the 845th PSC meeting on Organized Transnational Crime, Peace and Security in Africa. Peace and Security Council AU, 22/05/19. Disponible en https://www.peaceau.org/en/article/communiqueof-the-845th-psc-meeting-on-organized-transnational-crime-peace-and-security-in-africa. Fecha de consulta: 11/03/20.
18-Genetebeba, A. La UA busca más ímpetu para zanjar guerras como las de Libia y Sudán del Sur. EFE, 11/02/20. Disponible en https://www.efe.com/efe/espana/mundo/la-ua-busca-mas-impetu-para-zanjarguerras-como-las-de-libia-y-sudan-del-sur/10001-4170755. Fecha de consulta: 11/03/20.

19-Izquierdo, M.J. Camerún: la crisis que amenaza la integridad del país. Panorama Geopolítico de los Conflictos, capítulo segundo. IEEE, febrero 2020. Disponible en http://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/panorama_geopolitico_conflictos_2019.pdf. Fecha de consulta: 11/03/20.

20-Misión de Organización y Estabilización de Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO, por sus siglas en inglés). Esta misión sustituyó, en julio de 2010, a la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUC), que desplegó en 1999. En la actualidad, MONUSCO está formada (cifras diciembre 2019) por 15.589 militares, 1.351 policías y 3214 civiles. Página web: https://monusco.unmissions.org/en  

21-Díez Alcalde, J. África 2019: la expansión de la amenaza yihadista y la urgencia de ponderar la respuesta. IEEE, 23/01/20. Disponible en http://www.ieee.es/publicaciones-new/documentos-deanalisis/2019/DIEEEA03_2019DIEZ-YihadArabe.html. Fecha de consulta: 11/03/20.

22-En marzo de 2017, los principales grupos extremistas leales a Al Qaeda (Al Qaeda del Magreb Islámico/AQMI, Ansar Dine, el Movimiento para la Unicidad y la Yihad en África Occidental/MUYAO y el Frente de Liberación de Macina) anunciaron su pragmática e interesada alianza extremista Jamaat Nusrat Al Islam wa Al Muslimin (JNIM/Frente de Apoyo al Islam y a los Musulmanes), bajo el proclamado liderazgo del yihadista tuareg Iyad Ag Gahli, Por su parte, el autoproclamado Estado Islámico del Gran Sáhara apareció en escena en 2015, cuando juró lealtad al fallecido líder de Daesh, Abu Bakr al Baghdadi.

23-La cooperación internacional en el Sahel está compuesta, principalmente, por la Misión de Naciones Unidas para Mali (MINUSMA. Página web: https://peacekeeping.un.org/es/mission/minusma); la Operación Barkhane de Francia (Página web: https://www.defense.gouv.fr/english/operations/barkhane); y tres misiones de la Unión Europea: misión militar EUTM Mali (Página web: https://eutmmali.eu/wpcontent/cache/all/index.html y misiones civiles EUCAP Sahel Mali (Página web: https://eeas.europa.eu/csdp-missions-operations/eucap-sahel-mali_fr) y EUCAP Níger (Página web: https://eeas.europa.eu/csdp-missions-operations/eucap-sahel-niger_en). Por su parte, la Fuerza G5 Sahel (Página web: https://www.g5sahel.org/), que aún está lejos de alcanzar su capacidad operativa plena.  

24-Summers, M. Actividad yihadista en el Magreb y el Sahel Occidental. Anuario del terrorismo yihadista 2019. Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo, COVITE, 2020. Disponible en https://observatorioterrorismo.com/wp-content/uploads/2020/02/anuarioterrorismoyihadista2019.pdf. Fecha de consulta: 11/03/20

25-En 2015, el grupo yihadista Boko Haram –liderado por Abubakar Shekau– juró lealtad al Daesh y se convirtió en el autoproclamado Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés). En 2016, la milicia se dividió en dos facciones: Boko Haram quedó bajo el liderazgo de Shekau, mientras que Abu Musab al-Barnawi pasó a liderar ISWAP. En la actualidad, ambos grupos se enfrentan por detentar la yihad en Nigeria.  

26-Con su Cuartel General en Yamena (Chad), el objetivo de la Fuerza Multinacional Conjunta (Multinational Joint Task Force/MJTF) es «crear un entorno seguro en las áreas afectadas por las actividades de Boko Haram y otros grupos terroristas, a fin de reducir significativamente la violencia contra civiles y otros abusos, incluida la violencia sexual y de género». Página web: https://www.mnjtf.org/.

27-Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM; por sus siglas en inglés). Página web: https://amisomau.org/

28-El Índice de Criminalidad Organizada 2019 se publica como parte integrante del programa ENACT (Enhancing Africa’s Response to Transnational Organised), está financiado por la Unión Europea y realizado por un consorcio integrado por el Institute for Security Studies (ISS), INTERPOL y la Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GI-TOC). Disponible en https://enactafrica.s3.amazonaws.com/site/uploads/2019-09-24-oc-index-2019.pdf. Fecha de consulta: 11/03/20.

29-Comprehensive strategy needed to silence guns in Africa: UN-ECA chief. Xinhua, 06/02/20. Disponible en http://www.china.org.cn/world/Off_the_Wire/2020-02/06/content_75679469.htm. Fecha de consulta: 11/03/20.

30-Gbowee, L. We must involve women in the peace process. African Renewal, December 2019 - March 2020. Disponible en https://www.un.org/africarenewal/magazine/december-2019-march-2020/we-mustinvolve-women-peace-process. (Entrevista completa sobre la iniciativa «Silencias las armas»). Fecha de consulta: 11/03/20. Leymah Gbowee es una activista liberiana que organizó el movimiento de paz que puso fin a la Segunda guerra civil liberiana en 2003. En 2011, fue galardonada con el premio Nobel de la Paz junto a su compatriota Sirleaf y la yemení Tawakel Karman

Anexos

Anexo I-Declaración solemne 50 Aniversario Unión Africana/ Addis Abeba, junio 201331

Anexo I

Anexo II-Naciones Unidas, Unión Africana y Comunidades Económicas Regionales: operaciones, oficinas de enlace y asesores paz/desarrollo

Anexo IIAnexo II

 

Anexo III-Grupos militantes islamistas activos en África

Anexo III

Anexo IV-Tráficos ilícitos y financiación de la amenaza

Anexo IV

 

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