Sáhara Occidental: clarificaciones sobre el cambio de postura de España

visita pedro sánchez rabat

A la guerra de Ucrania y sus consecuencias económicas en España, traducidas en un encarecimiento de los precios de las materias primas y el combustible, además de huelgas y protestas de sectores claves como la agricultura y el transporte se le ha unido este mes un nuevo factor de desestabilización: la decisión del presidente del Gobierno de cambiar la postura sobre el Sáhara Occidental, legitimando la propuesta de autonomía marroquí como “la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo.”1 España cambiaba así el consenso que había mantenido hasta ahora en este litigio –que pasaba por auspiciar un referéndum de autodeterminación al amparo de las Naciones Unidas- para reconocer las aspiraciones marroquíes sobre el Sáhara Occidental. 

A primera vista, la reacción a este cambio de posición en los ámbitos políticos y sociales fue la de condenar el giro como una traición a la causa saharaui. Los medios de comunicación están llenos de artículos de opinión y manifiestos que acusan al Gobierno de traición al pueblo saharaui, ha habido protestas en contra y el giro español cuenta con el rechazo de todo el arco político salvo los socialistas2.  Se da la impresión de que existe una discordancia entre el Gobierno y la sociedad en este tema que –a priori- pueda influir en que el Gobierno revierta su decisión a la de antes del 18 de marzo, fecha en la que se anunció el cambio.

¿Porqué es el Sáhara tan importante para España? ¿Somos el único país que ha hecho este giro? ¿Qué beneficios podemos sacar del cambio de postura del Gobierno español?

Comencemos por esquematizar por qué el Sáhara Occidental es tan importante para España. 

Está región, situada al sur de Marruecos, al este de Argelia y Mauritania y al oeste de España - A 500 kilómetros de las islas Canarias- fue colonia española. Más que colonia española en el sentido clásico del término -un territorio no incorporado al país colonizador- el Sáhara Occidental era la Provincia 53 siendo tratados sus ciudadanos como españoles. Prueba de ello son los sellos de la época con alegorías a la zona y las fotos e insignias de personal que pasó por allí tanto militares en activo como reclutas haciendo el servicio militar, además de sus familiares que recuerdan con nostalgia los años vividos allí. Estos vínculos se acrecentaron tras la más que discutible retirada española del territorio en 1976, la cual se fraguó al calor de la agonía de Franco, que fue explotada por Marruecos a través de La Marcha Verde para lanzar su soberanía en la zona. Esta salida precipitada degeneró en un conflicto entre el Frente Polisario, que quería la independencia total del Sáhara y Marruecos. La guerra duró hasta 1991, año en el que se llegó a un acuerdo para establecer un referéndum de autodeterminación auspiciado por Naciones Unidas la cual mantiene una misión en el terreno para tal fin: MINURSO. Desde entonces, el referéndum no se ha hecho, los saharauis languidecen en campos de refugiados en Argelia o son reprimidos en el territorio controlado por Marruecos. En España, el Sáhara sigue vivo gracias a la simpatía que la causa saharaui –percibida como una lucha legítima entre oprimidos y opresores- tiene en la sociedad española. Ejemplos de esto son la acogida de niños saharauis de los campamentos de refugiados en verano, las simpatías políticas a nivel nacional y autonómico por la causa del Polisario, como también su eco solidario en el mundo de la cultura, con los hermanos Bardem a la cabeza. 

Si bien es cierto que esta simpatía explica el amplio rechazo político y social a la decisión del presidente del Gobierno, hay que reconocer que la situación geopolítica de este conflicto ha cambiado, y que hemos de adaptarnos a ella. 

Nos guste o no España ha de llevarse bien con Marruecos

Para ello, hemos de asumir que ven el Sáhara como su territorio –Las Provincias del Sur- y que cualquier gesto de crítica a tal postura es visto con muy malos ojos. Máxime si tenemos en cuenta que Rabat usa la presión migratoria hacia España, que en la mayoría de los casos ha de pasar por Marruecos, por su evidente cercanía con España- como eficaz arma de chantaje para influir en la relación bilateral. Y sí, esto da la impresión de que somos títeres de Marruecos, cuestionando nuestra ya mermada capacidad de defender nuestros intereses en política exterior. Pero Marruecos es un socio clave en la lucha antiterrorista y aquí sí hay cooperación fluida. Como también es un socio comercial clave. Un hecho del que se ha hablado poco es la importancia que tiene el comercio fronterizo entre Ceuta y Melilla con Marruecos. La decisión alauí de cerrar las fronteras en marzo del año 2020, al inicio de la pandemia, fuera un duro golpe para la economía de las ciudades autónomas, dependientes de este comercio para su subsistencia. Para que se hagan una idea de la importancia comercial en el año 2020 Ceuta y Melilla dejaron de ingresar 18 millones y 50 millones de euros respectivamente en el equivalente del IVA a raíz del cierre de las fronteras3.  Se entiende entonces que ambos presidentes autonómicos, buenos conocedores de la realidad en el terreno, sean cautos pero optimistas respecto a la decisión del presidente, la cual muy probablemente les permita con la reapertura de la frontera, sanar sus frágiles economías4.  

También hemos de entender que no estamos solos en este cambio de postura. No me refiero a que le seguimos el paso a los Estados Unidos, Francia y Alemania sino también a países africanos, los cuales también hacen diplomacia. 

El retorno marroquí a la Unión Africana en julio del 2016 –casualmente al mismo tiempo del nombramiento de Brahim Ghali como líder del Polisario- fue posible gracias a un cambio en el continente hacia las tesis marroquíes sobre el Sáhara. Si bien este cambio no es unánime -Argelia, Nigeria y Sudáfrica aún apoyan al Polisario- pesos regionales como Senegal si apoyaron la moción presentada ese mes pidiendo la suspensión de membresía del Polisario de la Unión Africana, como también Ghana y Zambia, países política y económicamente prósperos. Prueba de ello son la apertura en los últimos años de consulados de países africanos en el Sáhara Occidental, lo que indica que las oportunidades económicas (energía solar, comercio) pesan más que las pasiones en la diplomacia africana5.  

En el terreno occidental, si Francia y Alemania adoptaron la postura africana de primar los beneficios económicos a largo plazo más que los intereses políticos a corto plazo, es lógico que España, la cual goza de una envidiable posición geográfica para invertir en Marruecos haga un cambio de tercio. Los beneficios no sólo serían internacionales, sino también autonómicos. Recordemos que Ceuta, Melilla y Canarias son regiones pobres con frágiles economías dependientes de sectores sujetos a la inestabilidad política mundial –el turismo y el comercio- las oportunidades de diversificación económica, conectividad terrestres, aéreas y marítimas, mejoras educativas, culturales y lingüísticas (no menospreciemos el poder del árabe, bereber y francés a la hora de hacer negocios en Marruecos) beneficiarán a España. 

En conclusión, la decisión del Gobierno de España de legitimar la postura marroquí cómo la mejor opción para el Sáhara Occidental, cambiando el consenso mantenido hasta entonces sobre la primacía de la ONU resolver el conflicto, suscitó un amplio rechazo político y social. Si bien este rechazo es legítimo, también lo es el hecho de que tenemos que llevarnos bien con Marruecos, nos guste o no. Rabat es un socio clave en la lucha antiterrorista como también lo es en el comercio. Además, no estamos solos legitimando las tesis marroquíes: además de Francia, Alemania y Estados Unidos, países africanos como Senegal, Zambia y Ghana, estables económicamente han abierto consulados en el Sáhara. Si ellos fueron capaces de ver más allá de las pasiones políticas, primando el enorme potencial económico que tiene el Sáhara Occidental, España también puede. Si lo hacemos, no sólo se beneficiará la nación entera, si no también Canarias, Ceuta y Melilla, limítrofes con Marruecos y con economías frágiles pues además de diversificar sus economías, ganarán mucho en conectividad aérea, terrestre y marítima y en intercambios culturales. 

Asumamos la realidad y busquemos los beneficios que nos pueden traer. 


 

1 La carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI: “Debemos construir una nueva relación que evite futuras crisis”, El País, marzo del 2022, https://elpais.com/espana/2022-03-23/la-carta-de-pedro-sanchez-a-mohamed-vi-debemos-construir-una-nueva-relacion-que-evite-futuras-crisis.html

2 Véase: Más de un centenar de abogados de Canarias firman un manifiesto en defensa del pueblo saharaui, Canarias Ahora, marzo del 2022, https://www.eldiario.es/canariasahora/internacional/centenar-abogados-canarias-firman-manifiesto-defensa-pueblo-saharaui_1_8863058.html y Pedro Sánchez traiciona al pueblo saharaui, La Provincia, marzo del 2022, https://www.laprovincia.es/opinion/2022/03/28/pedro-sanchez-traiciona-pueblo-saharaui-64373023.html

3 Sáhara: El miedo al incontrolable vecino marroquí en Ceuta y Melilla, El País, marzo del 2022, https://elpais.com/espana/2022-03-31/ceuta-y-melilla-el-miedo-a-un-vecino-incontrolable.html

4 Los presidentes de Ceuta y Melilla celebran el acuerdo con Marruecos: “La presión migratoria bajará sin duda”, El Mundo, marzo del 2022, https://www.elmundo.es/espana/2022/03/22/623a30b5fdddff98208b458a.html

5 Véase: “Consulados” abiertos en los territorios ocupados del Sahara Occidental, Universidad de Santiago de Compostela, marzo del 2022, https://www.usc.gal/es/institutos/ceso/Consulados-en-el-Sahara-Occidental-.html