La milicia hutí, un protagonismo inusitado

Hay quien opina que, al menos parcialmente, Hamás ha conseguido sus objetivos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
De momento, sólo ha logrado que Israel arrase la franja de Gaza (con métodos y consecuencias en ocasiones muy reprochables) y elimine la capacidad operativa de Hamás (y todo además sin la reacción internacional de condena que esperaban provocar), que la operación continúe en los mismos términos, pero contra Hezbolá, y de nuevo sin que las tímidas o limitadas protestas afecten lo más mínimo a Tel Aviv, y que la implicación de Irán haya ido igualmente limitada como lo ha sido la respuesta de Israel a los ataques recibidos.
Es decir, la teoría del “win-win”, que el grupo terrorista basaba en que si doblegaban a Israel ganaban y, si Israel reaccionaba, se produciría un terremoto de protestas en el mundo musulmán que probablemente desembocaría en un conflicto regional en el que recuperarían los apoyos perdidos que también sería una victoria, se ha derrumbado de manera irrefutable.

Podría incluso inferirse que Irán ha dejado, si no solos, sí bastante desamparados a sus “proxies”. Tal vez, el riesgo de una escalada no deseada es demasiado grande. O tal vez sus peones decidieron actuar por su cuenta o sin compartir la verdadera magnitud de lo que planeaban, y eso colocó a Teherán en una posición muy complicada.
La acción de Hamás y la reacción posterior de Israel, estimuló a las demás milicias iranies que reaccionaron en ayuda de sus aliados, de hecho, fue el único apoyo real y efectivo suscitado de entre los esperados. Los principales, Hezbolá y las milicias hutíes. Los primeros han seguido el mismo camino que Hamás, algo que ya apuntamos que sucedería casi desde el mismo 7 de octubre. Sin embargo, la milicia yemení ha demostrado unas capacidades y una determinación que merecen que nos detengamos en ella, pues son unos grandes desconocidos que, como se ha visto, pueden poner en jaque parte de la economía mundial con sus acciones en el golfo de Adén.
Y esta afirmación deja de parecer exagerada cuando asistimos a una coalición internacional que despliega decenas de buques de guerra para contrarrestar los ataques de estos. Algo así no se hace si no se considera de vital importancia.

El mar Rojo, enlace marítimo fundamental entre el océano Índico y el mar Mediterráneo a través del Canal de Suez, ha sido durante siglos un centro neurálgico del comercio mundial. Su situación estratégica lo ha convertido en una ruta inestimable para el tráfico marítimo que ha configurado el panorama económico y político, no sólo de Próximo Oriente, sino podríamos decir que de todo el mundo.
Históricamente, el mar Rojo fue una parte clave de la Ruta de las Especias, sirviendo de corredor comercial para las primeras civilizaciones, incluidos los egipcios, fenicios y romanos, que transportaban mercancías como incienso, mirra y metales preciosos. El control de esta vía ha sido objeto de disputa durante mucho tiempo, y varios imperios han reconocido su papel fundamental en el control del comercio y la influencia.
El Canal de Suez, terminado en 1869, revolucionó el comercio marítimo al ofrecer una ruta directa entre Europa y Asia, evitando el largo y peligroso viaje alrededor del Cabo de Buena Esperanza en África.

La construcción del canal fue un testimonio del ingenio y la ambición del ser humano, y alteró para siempre las pautas del comercio y la navegación mundiales. En la actualidad, aproximadamente el 12 % del comercio mundial pasa por el Canal de Suez, lo que subraya su posición como una de las rutas de comercio marítimo más transitadas del mundo. Para tener una leve idea del impacto de un bloqueo de esa ruta marítima, sólo tenemos que remontarnos a poco más de un par de años atrás, cuando un buque portacontenedores de la compañía Evergreen obstruyó el canal durante unas pocas semanas. Las consecuencias entonces se continuaron sintiendo más de un año después.
La estabilidad de la región del mar Rojo es crucial para mantener el flujo ininterrumpido del comercio que discurre desde Bab el Mandeb hasta Suez. En este escenario, la aparición de la insurgencia hutí en Yemen plantea multitud de problemas de seguridad, ya que, en el actual contexto, el grupo insurgente tiene como objetivo los buques que utilizan esa ruta marítima, amenazando uno de los principales puntos de estrangulamiento marítimo del mundo, el estrecho de Bab el Mandeb. Las implicaciones de estas perturbaciones son de gran alcance y afectan, no sólo a la dinámica comercial regional, sino también a la mundial.
La milicia chií yemení, con el apoyo de Irán a través de la fuerza Quds, ha sido utilizada por Teherán para tratar de socavar la estabilidad de su principal enemigo y competidor en la región, Arabia Saudí y, gracias a ese apoyo, se han hecho con un arsenal cada vez más sofisticado, lo cual supone una amenaza mayor para la navegación comercial.

No en vano, el grupo ha reivindicado la autoría de un creciente número de gran repercusión. Estos incidentes han llevado al despliegue de una coalición naval internacional con la finalidad de asegurar el paso por estas aguas, e incluso a que Estados Unidos utilice uno de sus activos más preciados, los bombarderos B2 para atacar objetivos de la milicia proiraní.
El conflicto ha tenido como consecuencia inmediata fluctuaciones en los precios mundiales del petróleo, ha influido en las tarifas de los seguros para el transporte marítimo de la región y ha impulsado una reevaluación de las estrategias de seguridad por parte de las compañías marítimas.
Las tácticas utilizadas por los rebeldes hutíes han evolucionado de manera muy significativa y, a pesar de que aún hay quien los minusvalora, su capacidad para llevar a cabo ataques selectivos con misiles y el despliegue estratégico de aviones no tripulados y drones marítimos supone un peligro significativo para los buques comerciales y militares. Estas acciones, no sólo han amenazado la seguridad del corredor de tránsito del mar Rojo, sino que también han provocado un efecto dominó en el transporte marítimo internacional y en las prácticas comerciales.

La libertad de navegación suele estar en el epicentro de los enfrentamientos geopolíticos con repercusiones globales.
Estos precedentes ponen de relieve el papel fundamental que desempeña el paso marítimo sin trabas en el comercio y la seguridad mundiales. El análisis de los conflictos del pasado revela un patrón en el que las amenazas a los derechos de navegación no sólo afectan negativamente a la estabilidad regional, sino que también tienen implicaciones de gran alcance para la economía mundial.
Como ejemplo, un dato poco conocido. Entre diciembre de 2023 y febrero de 2024, el tráfico marítimo de todo tipo (contenedores, productos de todo tipo y crudo), ha sufrido una disminución de entre el 48 y 72 %. Como contraste, el aumento del mismo tráfico en el mismo período por la ruta del cabo de Buena Esperanza ha aumentado entre un 64 y 73 %. Sobran las palabras.
Puede establecerse una tendencia notable en la frecuencia de los ataques que parece aumentar o mantenerse a un ritmo constante con el paso del tiempo. Los incidentes afectan a buques que navegan bajo diversos pabellones internacionales, lo que sugiere que estos sucesos están muy extendidos y no se limitan a buques de una nación concreta, lo cual desmiente las proclamas que lanzan, trasladando que sólo atacan a buques con destino a Israel o cuyas compañías tienen relaciones con el país hebreo.

La cronología de estos ataques, aun siendo en cierto modo indiscriminados y aprovechando ventanas de oportunidad, pueden, en un momento dado, revelar pautas o escaladas del conflicto con Israel.
El hecho de que se produzcan en ocasiones varios ataques simultáneos el mismo día sugiere la posibilidad de acciones coordinadas, mientras que los ataques que han llevado a cabo empleando una sofisticada combinación de misiles y vehículos aéreos o navales no tripulados apunta a un alto nivel de planificación estratégica y capacidad por parte de los autores, así como a la existencia de soportes de inteligencia, y probablemente de conducción, por parte de Irán, y más concretamente a la participación, señalando blancos y efectuado parte del guiado desde diversos buques desplegados en la zona.
Estos incidentes, cuya relación no vamos a reflejar, ponen de relieve un nivel significativo de inseguridad marítima y la presencia de amenazas complejas, tanto para los buques comerciales como para los militares.

Las implicaciones de este panorama de seguridad son de gran alcance y pueden afectar al comercio mundial, al derecho marítimo y a las relaciones internacionales. Y todo ello a manos de un grupo al que hasta el momento se había subestimado y que, contra todo pronóstico, se está convirtiendo en la herramienta con más capacidad de influencia en la región de la que dispone Teherán. Habrá que seguir con detenimiento lo que suceda en esa esquina de la región más volátil del mundo.