Las arcas argelinas están sufriendo el crecimiento de las ayudas sociales mientras el desempleo sigue subiendo

Argelia sigue acusando la escasa creación de empleo y aumenta el gasto social

REUTERS/RAMZI BOUDINA - Manifestantes marchan por las calles de Argel para pedir la caída del régimen

Argelia está atravesando un momento complejo en muchos sentidos. La crisis del país presidido por Abdelmajdid Tabboune no se encuentra únicamente fuera de las fronteras argelinas, en sus crisis diplomáticas con Marruecos o Francia. Argelia ve cómo sus arcas están sufriendo ante el incesante aumento de gasto social que está llevando a cabo el país, lo que, a priori, no tendría por qué ser una mala noticia. Sin embargo, uno de los motivos que agrava esta situación es la demostrada incapacidad de Argel de crear empleo, obligando a buena parte de la población a tener que aferrarse a las ayudas para salir adelante.

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Según datos oficiales, el gasto en materia social alcanza la cifra récord de 17 mil millones de dólares. Este montante ha servido para que unos tres millones de estudiantes se hayan podido beneficiar de una beca escolar o para que casi siete millones de personas hayan podido disfrutar de ayudas en proyectos de desarrollo en el marco de la denominada “política para lograr la justicia social”. A pesar de este gasto, se estima que actualmente, en Argelia hay cerca de diez millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza.

Desde el Gobierno argelino siguen defendiendo y vanagloriándose de su labor social representada en este gasto. Lo que el Ejecutivo de Tebboune desoye son las preguntas acerca de la escasa capacidad del país para crear nuevos puestos de trabajo. Durante el último año, de los dos millones de personas que se benefician de subsidios por desempleo, tan sólo 80 mil consiguieron un puesto de trabajo. Incluso las nuevas restricciones de acceso a estas ayudas no han impedido que el volumen de solicitantes aumente de forma exponencial.

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Aunque sean dos los millones de beneficiados por estas ayudas, el número de solicitudes para obtenerlas asciende hasta el doble, alcanzando los cuatro millones en verano del año pasado. Por este motivo, se están imponiendo cada vez más restricciones, como un período de formación profesional obligatoria en un centro gubernamental. A pesar de lo que algunos expertos consideran puede lastrar el Tesoro argelino, el inspector general del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Ammar Qamari, cree que “los indicadores alcanzados por Argelia en el campo de la justicia social son muy significativos teniendo en cuenta el sistema salarial y el Sistema de Seguridad Social, que son los pilares en los que se basa la política social en nuestro país”.

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El problema es que, aunque el Gobierno argelino ha llevado a cabo medidas como la subida del salario mínimo a los 150 dólares – antes fijado en 130 – o la exención de impuestos sobre la renta bruta a sueldos inferiores a 250 dólares, estas medidas no siguen el ritmo de una economía golpeada por la inflación. Ni los sueldos son suficientes ni las ayudas llegan a todas las familias. Mientras los precios suben a un ritmo inalcanzable para la sociedad, el gasto social de Argelia, aunque cada vez más alto, no está teniendo el impacto real que buena parte de la población desea o, mejor dicho, necesita.