La respuesta del Islam a problemas del mundo contemporáneo (45)

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LA PAZ ECONÓMICA.

Seguimos desarrollando el tema de “La Paz Económica”, enlazando con la entrega 44.

(Pueden consultar las referencias del Sagrado Corán en https://www.ahmadiyya-islam.org/es/coran/)

Diferencias en las clases económicas

Debería quedar aquí claro que las clases no se crean simplemente por la acumulación de riqueza en pocas manos, sino también por la división del capital entre propietarios y empleados, o por los hacendados y quienes cultivan la tierra.

Hay mucho más en la creación de una clase social. Es imposible mencionar todos los factores y cómo estos contribuyen en conjunto e individualmente a la creación de clases.

Un estudio de la sociedad tradicional india proporciona un ejemplo excelente de la existencia de una estructura de clases desarrollada tras miles de años. La trayectoria en conjunto de esta evolución estuvo influenciada no sólo por la distribución de riqueza, sino por factores raciales, sociales, religiosos y políticos. Una larga historia de invasiones, contiendas internas, luchas por la supervivencia y dominación se mantiene en el sistema de castas de la India, que ha dado lugar a tantas clases.

Marx tomó debida cuenta de esta situación. En una serie de cartas al Herald Tribune de Nueva York, consideró el estado de la sociedad de la India como una contraposición a la filosofía del socialismo científico. Concluyó que la existencia de este sistema de castas, haría que la India fuese el último país que aceptara el comunismo.

Desde el punto de vista islámico, la creación de clases en una sociedad comienza a hacer daño cuando no existe un código ético que gobierne el modo en que el dinero deba ser gastado. Imaginemos una sociedad donde las personas vivan una vida sencilla, sin gastos excesivos en ropas, comidas o acomodo, y donde los contrastes en los estilos de vida no fueran muy pronunciados. No importa tanto cuánta riqueza se haya acumulado en pocas manos; lo que hace daño es la forma en que se gasta y no la mera acumulación de esa riqueza en pocas manos. Comienza a molestar cuando se gasta o se derrocha desigual o imprudentemente. Es el lujoso estilo de vida de los adinerados y todo lo que les rodea, sus manifestaciones, ostentaciones y fastos, observadas desde el punto de vista de los miserables y sufridos pobres que luchan por sobrevivir, lo que hace que la distribución desigual de riqueza comience a crear abismos insalvables entre ambos.

Por lo tanto, el Islam no interfiere indebidamente en la libertad de cada individuo a ganar su salario y en su derecho a ahorrarlo. Al contrario, promueve y fomenta el sector privado más que al sector público. Establece un código bien definido con respecto al estilo de vida, que si se siguiera al pie de la letra, haría de la vida en conjunto un ejemplo refrescante para todos.

Como este aspecto de la filosofía económica islámica ha sido discutido con anterioridad, no necesitamos profundizar más en él.

La herencia en la ley islámica

La ley islámica de la herencia también juega un papel importante en la distribución de riqueza del fallecido a sus herederos. Una parte determinada debe ser distribuida entre padres, esposas, hijos, parientes y allegados. No se les puede privar de sus derechos de herencia estipulados por Dios, a menos que exista una buena razón, y cuya validez será determinada por los Tribunales del Estado islámico y no por los individuos. En el mejor de los casos, una persona puede legar un máximo de una tercera parte de sus posesiones disponibles a otra persona o a una sociedad de su elección. (8:13). Estas medidas previenen efectivamente la acumulación de riqueza en muy pocas manos.

Bajo la ley islámica de la herencia, se evitan las reglas de la primogenitura, las relacionadas con la imparcialidad de la distribución de la hacienda o el ilimitado poder de legado que nace del caprichoso placer del testador. La propiedad mobiliaria e inmobiliaria es dividida continuamente tras cada generación, y en el espacio de tres o cuatro generaciones, incluso grandes haciendas quedan parceladas en pequeñas propiedades de forma que no se crea una división permanente entre la gente por el monopolio de la propiedad del terreno.

Prohibición del soborno
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“Y no devoréis mutuamente vuestros bienes mediante la falsedad, ni los ofrezcáis como soborno a las autoridades para apropiaros conscientemente y con injusticia de una parte de los recursos ajenos”. (2:189)

De nuevo he de omitir este aspecto, que es particularmente notable - en forma de corrupción y soborno - en los países del Tercer Mundo, pero me referiré a él cuando hable de la Paz Individual.

Ética comercial

El Islam no está en total desacuerdo con el capitalismo, ni rechaza categóricamente el socialismo científico, sino que conserva sus aspectos y actitudes positivas.

Lo que sigue son algunos ejemplos de hace 1.400 años. El Islam diseñó un código de sana ética comercial que el hombre moderno ha descubierto al final de un difícil camino:

La relación comercial islámica está basada en la verdad y la  honestidad. (2:283-284)

El Islam prohíbe el uso de falsos pesos y el recorte en las medidas. (83:2-4)

Se prohíbe a los comerciantes vender artículos o bienes defectuosos, que estén corrompidos u obsoletos. Un comerciante no debe intentar ocultar los defectos de cualquier artículo que ofrezca a la venta. (Muslim) Si este artículo es vendido sin conocimiento previo del comprador, éste tiene derecho a devolverlo cuando descubra la falta o defecto y obtener su reembolso. (Hadiz)

El comerciante tiene prohibido cobrar diferentes precios a diferentes clientes, si bien tiene la posibilidad de ofrecer descuentos de concesión a cualquier cliente. Es libre de fijar cualquier precio que considere razonable. (Bujari y Muslim)

El Islam prohíbe la falsa competencia o monopolios que creen falsas competencias. También prohíbe aumentar los precios en las subastas con falsas ofertas o apoyarse en “ganchos” para engañar a un eventual comprador. (Bujari y Muslim)

Igualmente, el Islam recomienda que la compra y la venta de bienes tengan lugar al descubierto, preferiblemente en presencia de testigos, y que al comprador se le informe y se le permita ver con detalle lo que compra. (2:283-284; Muslim)

En resumen, el Islam adopta la estrategia de reducir la distancia entre ricos y pobres mediante:

  • El mandamiento de ciertas limitaciones como ya ha sido mencionado anteriormente, pp. la bebida, el juego, etc.
  • La prohibición del atesoramiento de riqueza y su acumulación por medio del interés.
  • Alentando la empresa privada.
  • La promoción de la rápida circulación de la riqueza.
  • El uso del consejo repetitivo, persuasión e instrucción apelando a la nobleza en el hombre, para que voluntariamente adopte un estilo de vida humilde y sencilla que no aparte demasiado al hombre rico del hombre pobre.

El objeto de este ejercicio es hacer al hombre más sensible a los sentimientos de los demás y ahogar y matar en él los impulsos animales e irracionales. Se debe emprender una “Guerra Santa” en el sentido real de las palabras, contra la vanidad, la hipocresía, la superficialidad, el esnobismo, el orgullo y la arrogancia. Se busca hacer aflorar a la superficie todo lo refinado y noble en el hombre, de forma que este se vuelva tan sensible al sufrimiento de los demás que sienta que es un crimen vivir en el lujo y el confort, cuando otros sufren y sobreviven una vida de miseria e indigencia.

Claro está que semejante grupo de personas, altamente cultivadas, que conforman la vanguardia de los valores sublimes del hombre, son siempre una pequeña minoría, pero su nivel de conciencia social respecto al bienestar de los demás se muestra a un nivel tan considerado, que les es imposible permanecer preocupados únicamente por sus propias necesidades y comodidades, y despreocupados del estado de miseria de los sectores menos afortunados de la sociedad. Su preocupación en la vida no permanece por más tiempo introvertida. Aprenden a vivir con una conciencia abierta al mundo que les rodea. Se sienten intranquilos mientras no participan materialmente aliviando el sufrimiento ajeno y elevando el nivel de vida de los demás.

Las características de una sociedad de este tipo de creyentes, está descrita en uno de los primeros versículos del Santo Corán, ya citada anteriormente en esta alocución:

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“Y gastan de lo que hemos provisto” (2:4)

Las necesidades básicas

En la sección anterior sobre la paz socio-económica, hemos visto como el Islam ha revolucionado el concepto de la limosna para los pobres y necesitados. En lo que se refiere a los derechos de los individuos sobre los recursos nacionales, el Santo Corán marca el criterio por el cual podemos determinar cuanta riqueza, que debía haber fluido hacia el hombre ordinario, se ha desviado a las manos de unos pocos capitalistas:

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“Y aquellos en cuyos bienes hay una parte determinada para el que pide ayuda y para el que no la pide.” (70:25-26)

Estos versículos se dirigen a los ricos y les recuerdan que una parte de sus propiedades por derecho, pertenecen al mendigo y al desamparado.

(lpbD) – La paz y las bendiciones de Dios sean con él.

(Continuaremos con la entrega 46, desarrollando “La Paz Económica” según las enseñanzas del Sagrado Corán) 

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