París agrava su crisis diplomática en el norte de África y ve en riesgo su posición en el Magreb

Marruecos y Francia: la histórica alianza que pende de un hilo

PHOTO/ARCHIVO - El rey Mohamed VI recibe en Rabat al presidente francés, Emmanuel Macron

Francia parece decidida a perder una de sus mayores ventajas geoestratégicas. Su alianza con Marruecos se ha deteriorado hasta el punto de poner en riesgo lo que para muchos era una de las asociaciones más sólidas del norte de África. Y lo ha hecho por méritos propios. Desde que comenzó el segundo mandato de Emmanuel Macron al frente del país galo, París ha desmerecido las relaciones con su aliado marroquí hasta un punto de contradicciones en política migratoria y exigencias acerca de los aliados alauíes que Rabat no está dispuesta a tolerar.

Macron ha propiciado un distanciamiento con Marruecos, según expertos, por la infravaloración de su aliado. El reino alauí ha crecido en los últimos años hasta erigirse como el líder regional, y en Francia la percepción de superioridad no ha cambiado, a pesar de que sí lo ha hecho su peso en el tablero internacional. París ha perdido terreno en la carrera por el liderazgo en el mundo, en general, y en Europa, en particular. Y mientras tanto, las exigencias, no sólo con Marruecos, sino también con el resto de sus socios en África no han sido acordes a su posición que, ahora, está en entredicho.

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La intensificación de las relaciones de países como China, India, Rusia, Estados Unidos o Turquía con países del norte de África no ha sentado bien en Francia, que se ha visto históricamente un escalón por encima del resto de países en lo que a los vínculos con las que fueran sus colonias se refiere. Marruecos, como uno de los socios más sólidos que ha mantenido siempre París, no ha dudado en mostrar su descontento con una situación que perjudica más a los franceses que a los propios marroquíes, que continúan afianzando su posición al frente del norte de África, a pesar de los esfuerzos argelinos.

Argel supone una de las mayores amenazas para las aspiraciones del Reino. Con el presidente argelino, Abdelmajdid Teeboune considerando “la ruptura diplomática con Marruecos como la única alternativa a la guerra entre los dos países”, el contexto no se antoja sencillo, ni mucho menos. De hecho, Argelia ya ha instado a Francia y China a “protegerse de Marruecos”, aunque los franceses, en una de las especialidades de Emmanuel Macron, intenta equilibrar la balanza y mantener los lazos con ambos quedando finalmente en tierra de nadie, como se está pudiendo ver.

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Son varios los motivos que han provocado el distanciamiento entre Rabat y París – algunos más difíciles de entender que otros –. La política migratoria de Francia, que redujo considerablemente la concesión de visados a los marroquíes provocó una brecha significativa. Ni siquiera la “vuelta a la normalidad” que anunciaba la Embajada francesa en Rabat ha conseguido calmar a los marroquíes que aseguran que la realidad “no ha cambiado”. Es más, la visita de la ministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna, no ha conseguido devolver la normalidad a la situación migratoria cuyos resultados son considerados “decepcionantes” por Rabat.

A esto hay que añadir la campaña de desprestigio de la que Marruecos acusa a Francia. Según el portal Maghreb-Intelligence, la Dirección General de Seguridad Exterior francesa (DGSE) está llevando a cabo una serie de acciones para difamar al Reino y manchar su imagen. De hecho, se señala directamente al director del servicio de inteligencia exterior galo, Bernard Emié, como el encargado de orquestar esta acción.

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Marruecos cada tiene más motivos para desconfiar del que, en su momento, fue su aliado más cercano. Sobre todo, cuando otros como Estados Unidos, Alemania, o más recientemente España, han mostrado un apoyo a la propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí del Sáhara, que Francia no se decide a dar. Ni siquiera la visita de Colonna a tierras marroquíes sirvió para obtener el apoyo en firme de París, que se ha limitado a reconocer la propuesta de Rabat como una base para negociar en el marco de Naciones Unidas. Así, Francia pone en peligro su mayor aliado en el norte de África mientras Marruecos afianza sus vínculos con otros países ante la pasividad gala.

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