La indomable corrupción y malversación de los hutíes en Yemen
Las violaciones de los hutíes a los acuerdos establecidos con la ONU ya es una práctica común para los rebeldes respaldados por Irán. El reclutamiento de niños para sus fuerzas armadas, los ataques indiscriminados contra reuniones civiles, los secuestros arbitrarios, las torturas, las desapariciones y el desvío de miles de millones de riales yemeníes han sido, y siguen siendo, las prácticas recurrentes de los hutíes durante los últimos años de guerra civil en Yemen. Así lo ha expuesto el Panel de Expertos de la ONU y lo ha recogido el portal de noticias Arab News.
El informe anual del Consejo de Seguridad de la ONU ha publicado que, desde la tregua negociada por la ONU el 2 de abril hasta el 30 de noviembre, los líderes hutíes habrían estado beneficiándose del desvío de fondos provenientes de impuestos y pagos de aduanas en los territorios que están bajo su administración en Yemen. Así lo demuestra las cifras del puerto petrolero de Hodeidah, que generó más de 271.935 mil millones de riales yemeníes (271 millones de dólares), que se apropiaron los líderes de la milicia chií para financiar actividades militares, violando así el acuerdo pactado con la ONU.
“Según el Acuerdo de Estocolmo, los hutíes debían cobrar derechos de aduana sobre la importación de petróleo a través del puerto de Hodeidah con la condición de que pagaran los salarios del servicio público. Sin embargo, se informó al panel que no se habían pagado salarios al momento de redactar este informe”, publican los expertos de Naciones Unidas.
El informe publicado denuncia también la imposición de los hutíes del impuesto conocido como khums, que establece el pago de una quinta parte de impuestos sobre la industria de minerales, agua y pesca y otras actividades económicas. Un beneficio que estaría destinado directamente a las familias hutíes y a líderes aliados.
Sin embargo, no es la primera vez que se acusa a la milicia rebelde de malversar fondos. El mismo grupo de expertos de la ONU denunciaba a principios de 2021 el desvío por parte de los hutíes de casi 1.500 millones de dólares de fondos estatales para financiar la guerra.
Además de la malversación, los hutíes acaparan más maniobras de políticas para financiar sus actividades militares: “Los hutíes también están utilizando varias empresas de telecomunicaciones para enviar millones de mensajes solicitando apoyo y contribuciones financieras para sus esfuerzos de guerra”, publica el informe, citando también el contrabando y el comercio de drogas para financiar la guerra. Unas sustancias que incautaron las autoridades saudíes – respaldo del Gobierno yemení internacionalmente reconocido – de las que se informó al propio panel de expertos de la ONU.
Otras de las violaciones con la ONU que suma el grupo rebelde es la relacionada con el reclutamiento de niños para sus fuerzas armadas. Por segundo año consecutivo, el informe denunciaba que cientos de niños, en su mayoría de 13 a 17 años, eran obligados a unirse a los campamentos de verano de los hutíes donde se adoctrinan y se capacitan como combatientes a través de incentivos financieros o con intimidación. En contra, como ya acostumbra la milicia, al plan de acción firmado con la ONU en abril de 2022 para prevenir y poner fin al reclutamiento y demás violaciones contra niños.
Por su parte, la República Islámica de Irán, principal respaldo de los hutíes, no ha dejado de enviar armas, drones y componentes de misiles balísticos, muchos de ellos incautados en el Golfo de Omán. Esta desestabilización del régimen de los ayatolás como actor regional se suma a la ya corrupta acción de los rebeldes hutíes en el país que, lejos de mejorar la situación, hace que la población empobrezca y se dificulte la posibilidad de conseguir alimentos en un Yemen que arrastra una guerra civil que se gana ya la apropiación de ser la mayor crisis humanitaria mundial.
