La tragedia humana provocada por los seísmos consolida el reencuentro diplomático entre El Cairo y Ankara y coloca de nuevo en la diana a los Hermanos Musulmanes

Los terremotos en Turquía acercan las agendas de Erdoğan y El Sisi

PHOTO/REUTERS - Los presidentes de Turquía y Egipto, Recep Tayyip Erdoğan y Abdel Fattah El Sisi, se dan un apretón de manos ante la atenta mirada del emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani

Los devastadores seísmos registrados a principios de febrero en la provincia turca de Kahramanmaraş, que han dejado más de 46.000 muertos bajo los escombros en el sur de Turquía y el norte de Siria, sacuden ahora la geopolítica de la región. En plena campaña internacional para asistir a las víctimas, el Gobierno egipcio de Abdel Fattah El Sisi ha tendido la mano a Ankara para recomponer sus vínculos diplomáticos, rotos desde el golpe militar que tumbó hace una década al gran aliado de Erdoğan, el expresidente egipcio Mohamed Morsi. Antes de la tragedia, sus relaciones ya atravesaban un periodo de distensión promovido por el presidente turco con quienes habían sido sus grandes adversarios regionales desde la eclosión de la Primavera Árabe. 

Erdoğan, que siguió considerando presidente legítimo de Egipto al islamista Morsi incluso dos años después de su caída a manos del entonces comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fattah El Sisi, emprendió hace unos meses una ambiciosa política de acercamiento con Arabia Saudí y Emiratos Árabes, además de Egipto, que permitiera retomar los intercambios comerciales con las monarquías del Golfo en un contexto de crisis interna, con la inflación en dos dígitos y la lira turca fuertemente devaluada. El Cairo, inmerso en una crisis económica aún más grave y pendiente de la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), también necesita enterrar como sea las tensiones diplomáticas. 

“Las antiguas desavenencias entre Egipto y Turquía han mostrado últimamente signos de distensión”, comenta el analista Ben Fishman en las páginas del Instituto Washington. En la inauguración del Mundial de Qatar, El Sisi y Erdoğan se dieron un apretón de manos ante un mar de fotógrafos y la atenta mirada del emir Tamim bin Hamad Al Thani, situado al fondo de la imagen. No fue casual. Doha llevaba semanas planeando un encuentro que significó el reconocimiento implícito por parte del líder turco de la legitimidad de El Sisi ocho años después de tomar el mando. 

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi
Ayuda humanitaria 

Egipto fue uno de los primeros países en responder ante la emergencia humanitaria provocada por los terremotos en Turquía y Siria. De hecho, El Sisi llamó a Erdoğan minutos después del segundo seísmo para ofrecerle sus condolencias, un gesto poco habitual entre los líderes de dos países que ni siquiera han nombrado embajadores en sus respectivas capitales. Los escasos contactos bilaterales han funcionado en estos últimos 10 años al nivel de encargados de negocios. Pero eso no impidió que el presidente egipcio se comprometiera a suministrar ayuda humanitaria. 

El Sisi cumplió. En las primeras horas de la tragedia, el presidente egipcio envió cinco aviones militares con asistencia médica, que se repartieron por las 11 provincias turcas afectadas. En la mañana del jueves despegaron otros dos aviones con destino Turquía cargados con medicamentos, según un comunicado emitido por el Ministerio de Defensa. Y horas antes, una embarcación de las Fuerzas Navales egipcias que transportaba ayuda humanitaria atracaba en el puerto turco de Mersin con más cargamento. 

En una señal aparente de agradecimiento, el Gobierno de Erdoğan permitió días después que un grupo de empresarios turcos con la intención de invertir en Egipto viajara a El Cairo para reunirse con el primer ministro egipcio, Mostafá Madbuli. Fue el primer encuentro de este tipo en una década. “Independientemente de cualquier desacuerdo político previo, siempre hemos estado dispuestos a mantener las relaciones entre nuestros pueblos y nuestra estrecha cooperación económica y comercial”, explicó el miércoles el jefe de Gobierno egipcio.  

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“Egipto está privatizando varias empresas estatales, y Turquía podría desempeñar un papel en ese proceso junto con las fuertes inversiones de los países del Golfo”, subraya Fishman. Por de pronto, el volumen de inversiones turcas en Egipto podría ascender hasta los 500 millones de dólares. 

Los Hermanos Musulmanes, en la diana 

Este nuevo amago de acercamiento entre El Cairo y Ankara preocupa en la órbita de los Hermanos Musulmanes radicados en Turquía. Unos 1.500 miembros del grupo se asentaron en este país después de abandonar Egipto tras la deposición de Morsi, aunque muchos han decidido huir en los últimos meses ante el temor de que Erdoğan facilite su extradición. Y es que el Gobierno turco ha venido deportando desde 2019 a algunos integrantes de la Hermandad y perfiles afines a la organización con el objetivo de limar asperezas con Egipto y los países del Golfo. 

FOTO / AP - El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

“No hay ningún partido político en Turquía que represente de forma clara y abierta a los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, algunos miembros del [gobernante] Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) han proporcionado diversas formas de apoyo a la Hermandad, como la concesión de asilo a sus miembros buscados y el equipamiento de emisoras de radio y televisión por satélite”, recoge el portal Counter Extremism Project. “A pesar de haber sido acusados en rebeldía por el Gobierno egipcio, a algunos fugitivos de la Hermandad se les ha permitido congregarse abiertamente en Turquía y organizarse contra el Gobierno egipcio”. 

Los vínculos de Erdoğan con los Hermanos Musulmanes se remontan a la década de los 70, pero el presidente turco intenta ahora tomar distancia del movimiento. “Erdoğan ya no está posicionando a su Gobierno, ni a sí mismo, como el patrocinador estatal absoluto de los grupos islamistas suníes en todo el mundo árabe, dados los cambios y realineamientos en la región, desde Siria hasta Libia”, señalan los analistas Emily Milliken y Giorgio Cafiero en Democracy for the Arab World Now (DAWN). La dinámica de acercamiento con Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos condiciona el tablero. 

La pérdida de influencia de los Hermanos Musulmanes a escala regional facilita a Erdoğan este cambio de alianzas. “En toda la región, los gobiernos alineados con la Hermandad han caído uno tras otro, desde Túnez hasta Sudán, expulsados por hombres fuertes o juntas militares vinculadas a las monarquías del Golfo”, indican Milliken y Cafiero. Pero quizá puede ser demasiado pronto para dar por amortizados los vínculos que les unen, puesto que siguen compartiendo intereses. 

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